Bogotá (Martes, 20-04-2010, Gaudium Press) Ubicada en las cercanías del Parque Nacional del Cocuy, al nororiente de la capital de Colombia, se encuentra Macaravita, población fundada por Hernán Pérez de Estrada el 22 de diciembre de 1857, tras la declaratoria de la Ley «expedida por la Asamblea Legislativa del Estado Soberano de Santander». De hecho, el nombre completo con el que de tiempo atrás ya se conocía a la población es el de «La Villeta de la Limpia Concepción de Macaravita», en alusión al privilegio de María Santísima consagrado por la Iglesia con el dogma de la Inmaculada Concepción.
La población se había conformado, como muchos de los municipios de Colombia, en torno a la parroquia, que había sido establecida el 4 de febrero de 1735 por el décimo cuarto arzobispo de Santa Fe de Bogotá, Mons. Antonio Claudio Álvarez, quien la erigió bajo la advocación de Nuestra Señora de la Concepción y San Claudio de Macaravita.
Nacida pues bajo la égida de la Iglesia, Macaravita conserva maravillosas tradiciones religiosas vividas por las cerca de las 5 mil almas que allí habitan, tradiciones que son dignas de admiración. Es de algunas de ellas, particularmente las de Semana Santa, que haremos referencia.
Los 33 Credos
Con su hoy párroco al frente, el presbítero Fabio Alexander Rivera, es común ver a los pobladores de Macaravita hacer -el Viernes Santo- el rezo de «Los 33 Credos», un acto de fe y gozo que rinde homenaje a los años que Jesucristo vivió en esta tierra. Esta tradición motiva a los jóvenes macaravitenses a unirse en grupo y dirigirse al templo, quienes toman un hilo y por cada credo rezado realizan un nudo. Al final de los 33, la ‘pulsera’ así hecha se conserva en la billetera o se la atan a la mano, invocando con ello la protección de Dios.
Macaravita también realiza ese día un viacrucis procesional, al cual acuden todos los pobladores. Durante una o dos horas realizan la piadosa caminata unidos, en la que muchos cargan una cruz o portan imágenes como sacrificio y signo de compartir en algo los padecimientos que tuvo Jesús camino al calvario.
Las 40 semillas
Otra de sus tradiciones son «La Siembra de las 40 semillas». Preferiblemente de maíz, durante cada día de la cuaresma los campesinos siembran una semilla y su fruto es usado a su vez como semilla para futuras cosechas. Los cultivos que de ahí surgen son de excelente calidad por ser una época especialmente propicia, y a esto se le agrega ciertamente la ayuda del Creador quien ve con complacencia la fe de los sembradores, ya que la mayoría lo hace rezando y teniendo presente a Jesús el Salvador.
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Gaudium Press / S. C.
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