Menú 
Medellín (Lunes, 20-04-2010, Gaudium Press) «Dios mío, me has instruido desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas, ahora, en la vejez y las canas, no me abandones, Dios mío, hasta que describa tu brazo a la nueva generación, tus proezas y tus victorias», así cita parte del salmo 71 que recordaba Juan Pablo II en la Carta a los Ancianos que escribió en octubre de 1999, con ocasión del año en que las Naciones Unidas dedicó a la tercera edad, y que hoy hace presente a los sacerdotes ancianos que, en ocasiones, son marginados y olvidados.
Consciente del lugar especial que ocupan los sacerdotes que, por el paso de sus años, deben dejar su labor, la Arquidiócesis de Medellín, en Colombia, realizará este 25 de abril -día del Buen Pastor-, y en cada una de sus parroquias, la colecta del Fondo Común Sacerdotal, una iniciativa que busca darle apoyo no sólo a los sacerdotes mayores, sino también a los sacerdotes enfermos -quienes se les dificulta obtener recursos para sus cuidados médicos-, y a los que se encuentran en misión en zonas marginadas y que también se les hace difícil obtener recursos económicos.
El Fondo Común Sacerdotal
Según explica la Arquidiócesis, los fondos que se recojan con esta colecta -y otras contribuciones que recibe el Fondo Común Sacerdotal durante el año- se destinarán para un aporte mensual que reciben los sacerdotes, ancianos y enfermos, para que ellos puedan atender sus necesidades.
Este Fondo Común Sacerdotal es una entidad eclesiástica sin ánimo de lucro que nació hace 38 años -más exactamente el 16 de octubre de 1972-, bajo la iniciativa del entonces Arzobispo de Medellín, Mons. Tulio Botero Salazar.
Los aportes para esta campaña pueden realizarse como ofrenda en la misa dominical, o a través de las siguientes cuentas: Banco Bancolombia cuenta de ahorros número 09754260235 ó en la cuenta 550 en el Instituto Corporativo de Acción Pastoral (ICAP).
Más sobre la carta de Juan Pablo II a los ancianos
Juan Pablo II, cuando entraba en su edad avanzada, identificándose con los ancianos, recordaba en su Carta: «¿Qué es la vejez? A veces se habla de ella como el otoño de la vida -como ya decía Cicerón-, por analogía con las estaciones del año y la sucesión de los ciclos de la naturaleza. Basta observar a lo largo del año los cambios de paisaje en la montaña y en la llanura, en los prados, los valles y los bosques, en lo árboles y las plantas. Hay una gran semejanza entre los biorritmos del hombre y los ciclos de la naturaleza, de la cual él mismo forma parte».
Y añadía más adelante: «No obstante, aunque la existencia de cada uno de nosotros es limitada y frágil, nos consuela el pensamiento de que, por el alma espiritual, sobrevivimos incluso a la muerte. Además, la fe nos abre a una «esperanza que no defrauda» indicándonos la perspectiva de la resurrección final».
Gaudium Press / Sonia Trujillo
Deje su Comentario