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Porto Alegre (Lunes, 26-04-2010, Gaudium Press) Por ocasión de los 150 años de la muerte de San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, el Papa Benedicto XVI proclamó el Año Sacerdotal, que inició el 19 de junio de 2009 -durante la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús-, y finalizará este año en la misma solemnidad. Mons. Dadeus Grings, Arzobispo de Porto Alegre, Brasil, habló de la importancia del ministerio sacerdotal, y de los empeños realizados en pro de la santificación de los sacerdotes y de nuevas vocaciones, en una breve reflexión sobre el período jubilar.
Según el Arzobispo, en San Juan Vianney se encuentra la total identificación de la vida con el ministerio. Él resalta que en Jesús coinciden persona y misión, y San Juan Vianney consiguió armonizar perfectamente la vida de ministro con la santidad del ministerio. «Puede por eso ser considerado perfecto discípulo misionero de Jesucristo. En Él, él mismo y todos los fieles, encontraron vida», dijo.
La intención de la Iglesia al declarar el Año Sacerdotal
Para Mons. Dadeus, en este Año Sacerdotal la Iglesia, y también la Arquidiócesis de Porto Alegre, resaltó lo que significa ser sacerdote. «Quiso mostrar a los fieles y a toda la sociedad que ella se enorgullece de ellos, que los ama, admira y reconoce con gratitud sus trabajos pastorales y sus testimonios de vida», afirmó el Arzobispo. También dijo, citando al Cardenal Cláudio Hummes, Prefecto de la Congregación para el Clero, que los sacerdotes «son importantes no solo por lo que hacen, sino también por lo que son».
En un momento en que la Iglesia y sus presbíteros están sufriendo fuertes ataques, Mons. Dadeus recordó que el clero está formado por personas humanas, cercadas de debilidad, y que por eso mismo el Año Sacerdotal tuvo como uno de sus objetivos el empeño de todos por la santificación de los sacerdotes. «Toda la Iglesia rezó y reza por ellos, de modo especial por aquellos más débiles, por aquellos que cayeron, por aquellos que abandonaron el ministerio».
Además de rezar por los presbíteros para que sean fieles al ministerio y se sientan personalmente realizados, el Arzobispo resaltó que la Iglesia también quiso, durante este Año Sacerdotal, promover estudios y reflexiones sobre el sacerdocio católico, sobre su misión y dignidad. «Aquí en nuestra Arquidiócesis buscamos destacar las grandes figuras del clero, que suscitan admiración y respeto de todos: padres celosos, abnegados, queridos por todos, heroicos en su misión, plenamente dedicados a la causa del Evangelio», agregó.
Por último, Mons. Dadeus realzó que al mismo tiempo en que fue enfatizado el ministerio sacerdotal y apuntado el valor inestimable de los sacerdotes, la Iglesia clamó a todos sus fieles para que recen y se empeñen por las vocaciones. «La mies es mucha, pero los obreros son pocos. Sabemos que nadie puede apropiarse de esta honra, a no ser quien fuere llamado. Por esto fue pedido, con especial insistencia en este Año Sacerdotal, que el Señor de la Mies mande a los obreros su mies», concluyó.
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