viernes, 22 de noviembre de 2024
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"¡Él casi me llama en horas de completas!": padre Alexander Castañeda

Bogotá (Lunes, 03-05-2010, Gaudium Press) Generalmente, un gran número de sacerdotes descubren su vocación e inician su formación sacerdotal en su juventud. Sin embargo el padre José Alexander Castañeda Pacheco, presbítero de la Parroquia Santa Engracia, de la Diócesis de Fontibón, en Bogotá, Colombia, decidió ingresar al seminario a la edad de 46 años.

P Alexander 2.jpgÉl, desde muy niño había sido tocado por el amor de Dios, pues se inició como acólito en la Parroquia del Divino Rostro, ubicada en el barrio Tunjuelito, de Bogotá. «De ahí fue creciendo ese primer amor que es Jesucristo, se fue afianzando más en Él, fue creciendo con ese afecto (…). De por sí mis padres son de mucha fe, sobre todo mi madre era de mucha fe. Luego de algunos años le dije a mi madre que yo quería ser sacerdote y entonces hablamos con el párroco del barrio, pero yo tenía un problema, mi madre me había tenido cuando era soltera. Entonces el párroco de esa época -años 68 o 70- dijo que eso era una limitante para un seminarista», expresó el sacerdote.

Aún a pesar de ese primer obstáculo, a la edad de 18 años, el padre Alexander se presenta a la comunidad Benedictina, ubicada en el Rosal – Cundinamarca, allí duró tan solo 5 meses, pues necesitaba madurar más su fe.

Economista agrario y Especialista en planeación y desarrollo regional

Una vez se retiró de la comunidad, y en busca de continuar con su vida se desempeño en diversos trabajos, como obrero de construcción en el parque de la Calera, y como carpintero. Para el año 1973 ingresó a la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), trabajando para esta entidad por un espacio de 27años, iniciándose como mensajero y terminando como profesional especializado en Planeación. Estando en esta institución decidió iniciar la carrera de Economía Agraria, en la Universidad Inca de Colombia, y una vez terminada la carrera lo trasladaron para la zona de Ubaté y Chiquinquira, trabajando como técnico forestal y en control y recuperación de suelos por varios años. Posteriormente fue trasladado a la zona de Tequendama laborando en la misma actividad.

En el año 80 y con la inquietud vocacional, realizó un Cursillo de cristiandad, el cursillo 123 de hombres. Sin embargo, como muchos jóvenes que viven despreocupados de su fe, se alejó de la Iglesia por varios años. «Así me paso también a mí», agregó el padre Alexander.

Continuando con sus estudios, el Presbítero realizó una especialización en planificación y desarrollo regional en la Universidad de los Andes, formación que le permitió ascender una vez más dentro de la CAR.

Casi abogado

Después y motivado por un amigo decidió iniciar la carrera de derecho en la Universidad Libre, en donde alcanzó a cursar todas las materias requeridas, sin embargo no obtuvo el título por no presentar los preparatorios. Para este momento algo le decía en su corazón que ya parara, que ya, era suficiente, y que el señor lo quería a su servicio: «Entonces tomé la opción de presentarme al Seminario Mayor de Bogotá, me presente primero a la zona pastoral de la Santísima Trinidad: Allí el Obispo de ese momento, Mons. Fernando Sabogal, me envió al Seminario Mayor, y de ahí me remitieron al Seminario Menor para iniciar el proceso de discernimiento con el Padre Daniel Delgado, que era el Director de la Pastoral Vocacional, previo consentimiento del señor Cardenal Pedro Rubiano debido a mi edad en ese momento. Lo que les llamaba la atención a los muchachos, era la edad del futuro aspirante al seminario y hasta a los mismos seminaristas, en ese momento contaba con 46 años», explicó el sacerdote.

Así, el padre empezó un año fundamental y crucial dentro de su aspiración al sacerdocio, en medio de jóvenes y muchachos, el padre Alexander comenzó un proceso de reflexión, análisis y entrega a Dios muy importante, con el propósito de decidir el mejor camino.

«Primero fue el asombro de mis compañeros de trabajo al decirles que yo me retiraba de la empresa porque quería irme para el seminario, ellos sorprendidos me decían: ¿cómo va a dejar su carrera, su profesión?… y bueno, yo les respondía: ‘yo siento que debo ir, eso es lo que he soñado toda la vida’ «, manifestó el padre.

Finalmente, un sacerdote ‘enamorado’ de su ministerio

El padre Alexander es un sacerdote enamorado completamente de su sacerdocio, de su comunidad y de su parroquia. Con un brillo especial en sus ojos y una sonrisa tenue en el rostro, comparte con nosotros lo que ha significado esta gran labor en su vida.

P Alexander 3.jpgEl sacerdocio «es el encuentro más amoroso con Nuestro Señor Jesucristo. A mí me gusta celebrar la Eucaristía, y me agrada que la gente viva la Eucaristía, y que participe. Es importante que la Eucaristía sea expresiva, que sea un acto de amor y de acción de gracias como lo que es, y lleve un mensaje a la comunidad que esta conmigo y que celebra tan importante acto. También, administrar los sacramentos para mi es importantísimo, ¿qué sería del mundo si no existiesen sacerdotes que administraran los sacramentos como signo de salvación? Como por ejemplo, visitar a los enfermos, administrarles la Unción y la Santa Comunión, y hacerles ver el rostro de Cristo a pesar del dolor, y siento que el señor me dice: ¡Para eso lo llamé!, un llamado que se dio casi al atardecer de mi vida, El casi me llama en la oración de completas, ya cuando uno está en pijama. Es como el evangelio en donde el patrón llama a sus jornaleros a diferentes horas del día para que le trabajen: a unos los llama a las 9 de la mañana, a otros a medio día y a otros como a las 3 de la tarde, a mí me llamo casi a las 6», comentó el padre.

Grandes retos son los que ha asumido este sacerdote enamorado de Jesús, los cuales le han permitido crecer como persona y como fiel servidor de Dios. «El sacerdocio es un cambio radical en la vida de una persona y es un reto grande que hay que saber asumir con la ayuda del Espíritu Santo. El cambio de vida es del cielo a la tierra y eso me impactó mucho, pero cuando uno conoce a Jesucristo y su palabra y se llena de su Gracia, la visión del mundo es totalmente diferente y eso es lo más hermoso, sin olvidar el dolor y las alegrías de los demás. El reto es ser cada día un mejor sacerdote y corresponder al Señor con su llamada, sintiendo que la elección que hice no ha sido en vano, cada día me siento más enamorado de mi sacerdocio, me siento muy contento», compartió el presbítero.

Actualmente, el padre José Alexander Castañeda Pacheco trabaja codo a codo con su comunidad parroquial, y se hace fuerte con la presencia del grupo de laicos comprometidos como: Ministros de la comunión, Pastoral Social, el grupo de oración Mariana, Grupo de Lectores, de monaguillos, entre otros, que comparten con su pastor la alegría del amor de Dios.

Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M

 

 

 

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