Brasilia (Viernes, 07-05-2010, Gaudium Press) Los obispos brasileños reunidos en plenaria por la 48ª Asamblea General de la Conferencia nacional de Obispos del Brasil (CNBB) discutieron ayer, tercer día del encuentro, la actuación de las instituciones de enseñanza católicas y los progresos de la Misión Continental.
Los temas debatidos fueron presentados durante una rueda de prensa en el Centro de Entrenamientos de la Confederación Nacional de Trabajadores del Comercio (CNTC) en Brasilia. Una de las grandes preocupaciones de la Iglesia en relación con el tema es la formación de los futuros profesionales.
Participaron de la entrevista colectiva el Arzobispo de Sorocaba (estado de São Paulo), Mons. Eduardo Benes, que también es miembro de la Comisión Episcopal Pastoral para la Cultura, Educación y Comunicación Social de la CNBB, el Arzobispo de Aparecida (estado de São Paulo) y Presidente del Celam, Mons. Raymundo Damasceno Assis, y Mons. João Oliver de Faria, Arzobispo de Diamantina (estado Minas Gerais).
Según Mons. Benes, una de las grandes preocupaciones de la Iglesia en relación con la educación, es la formación que se ofrece en las escuelas, principalmente en aquellas que son mantenidas por instituciones católicas. «Es una gran preocupación para la Iglesia el medio universitario de hoy, porque allí se forman los principales protagonistas de una historia que nosotros queremos que sea nueva, donde la justicia, la verdad, el amor y la unidad se hagan presentes».
Por otro lado, el Arzobispo destacó el trabajo que se está realizando por las instituciones católicas y afirmó que existe «un amplio sector de actuación, como escuelas de nivel básico y fundamental, además de las universidades católicas, y todas ellas están congregadas a la Asociación Nacional de Escuelas Católicas (Anec). Tenemos que dar destaque a las universidades católicas de todo Brasil porque ellas están realizando un bello trabajo en la educación de nuestros jóvenes».
Todavía, según el prelado, las instituciones de enseñanza católicas tienen un diferencial en el método de aprendizaje de sus alumnos, proporcionado un elemento único en la formación humana de la persona. «Yo siento que los estudiantes en las más diversas áreas pueden recibir un mensaje que dé sentido a su saber y a su vivir. Es preciso que haya humanismo, humanismo que es ofrecido por el Evangelio, y las universidades católicas actúan de esta manera».
Mons. Benes finalizó, resaltando la importancia del Primer Encuentro Nacional de Universitarios Cristianos que acontecerá en la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Minas Gerais entre el 10 y 12 de octubre. Mons. Benes explicó que este evento está siendo organizado por la Comisión Episcopal Pastoral para la Cultura, Educación y Comunicación Social de la CNBB, y es dirigido por el Sector de Universidades. «Están siendo invitados, además de las universidades católicas de todo el país, universidades federales, facultades privadas y movimientos que actúan en las instituciones de enseñanza superior», puntualizó.
Misión Continental
El presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), Mons. Raymundo Damasceno Assis, dio más detalles de cómo está trascurriendo la Misión Continental, iniciativa que tiene como objetivo recuperar la dimensión misionera de toda la Iglesia en América Latina y colocarla con toda su estructura en estado permanente de misión.
De acuerdo con él, la posición de la Iglesia de llevar el Evangelio a todas las personas, de manera diferenciada a la misión tradicional, es lo que hace la gran diferencia en este proyecto. «Con la Misión Continental, queremos llevar a los laicos a ser protagonistas de la Palabra de Dios en sus propias diócesis, parroquias y comunidades, porque este modelo de misión ocurre en las bases».
El tema central de la 48ª Asamblea General de Obispos -«Discípulos y servidores de la Palabra de Dios y la misión de la Iglesia en el mundo»- está siendo ampliamente discutido. Para evaluar el camino de los trabajos, el Arzobispo de Diamantina, Mons. João Bosco Oliver de Faria, dijo que la presencia de Cristo en la Eucaristía, la lectura, meditación y reflexión de la Palabra de Dios, así como la práctica de la caridad son los polos que equilibran la vida de la Iglesia.
Según él, la Asamblea de este año quiso valorar el estudio de la Palabra de Dios, porque la Biblia cambia el sentido de la vida del ser humano. «La Palabra de Dios alimenta la vida de todo cristiano porque posibilita una rica experiencia de la persona con Dios».
Mons. Bosco Oliver dijo, igualmente, que la «unión de la persona con aquello que Cristo nos enseña en el Evangelio lleva naturalmente a la dimensión de pensar en el prójimo y vivir en comunidad, y también a la práctica de la caridad», concluyó.
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