Brasilia (Viernes, 14-05-2010, Gaudium Press) La capital federal ya está en el clima de la gran fiesta de la Eucaristía. Tuvo inicio ayer, con una gran misa en el jardín de la Explanada de los Ministerios, presidida por el cardenal brasileño Mons. Cláudio Hummes, prefecto de la Congregación para el Clero y enviado especial del Papa, el 16° Congreso Eucarístico Nacional.
Imagen de la Virgen Aparecida, Patrona del Brasil, presente en el Congreso Eucarístico |
El evento, que celebra a cada cinco años el Santísimo Sacramento en una demostración pública de la fe de la Iglesia en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, tuvo inicio alrededor de las 19:00 horas, con la llegada de la imagen peregrina de Nuestra Señora Aparecida traída en helicóptero y custodiada especialmente por el arzobispo de Aparecida, Mons. Raymundo Damasceno de Assis. Al mismo tiempo, millares de fieles caminaban por el jardín, las veredas y por cuatro fajas laterales interdictadas en las avenidas – dos en cada sentido – rumbo a un lugar delante del enorme palco central donde sería realizada la misa. Llevaban consigo banderas, fajas y un tanto de expectativa y fe.
Después de la procesión de la imagen de la Virgen al altar, la ceremonia fue abierta con la ejecución del himno nacional brasileño, del himno pontificio y del himno de Brasilia, acompañados por un coro y por el retumbar de las cornetas de cinco integrantes de la banda de fanfarria de los Dragones de la Independencia, la guardia oficial de la República.
El arzobispo metropolitano de Brasilia, Mons. João de Braz de Aviz, hizo el discurso de apertura, recordando la cruz ahincada en pleno suelo del Planalto Central por Juscelino Kubitschek, ya al inicio de la construcción de aquella que sería la futura capital de la República – la misma cruz adornaba el jardín de la explanada en la noche de ayer. Mons. Braz de Aviz recordó entonces la primera misa celebrada en la ciudad -el 3 de mayo de 1957, por el entonces cardenal arzobispo de San Pablo, Mons. Carlos Carmelo de Vasconcelos Motta- habló de las bendiciones de todos los Papas del período a Brasilia y deseó un exitoso Congreso, citando la participación de cerca de mil sacerdotes en la Jornada Sacerdotal, realizada por la mañana en el Centro de Convenciones Ulysses Guimarães, que es sede del Congreso Eucarístico.
Mons. João también saludó especialmente a los cerca de 45 mil fieles presentes en la ceremonia, venidos de Brasilia y, en caravanas, de diversas otras ciudades y regiones del Brasil. Según la organización del evento, la expectativa es que en total, en los cuatro días de Congreso, en torno de 300 mil personas participen de las actividades esparcidas por toda la ciudad y las discusiones en los simposios realizados en el Centro de Convenciones.
Nuevo material filatélico
Después del discurso de Mons. João, fue anunciada la impresión de un nuevo material filatélico producido especialmente por el Ministerio de Comunicaciones y la Empresa Brasileña de Correos y Telégrafos (EBCT) en homenaje al Congreso. El sello y la publicación fueron mostrados en el palco por el vicepresidente de la República, José Alencar, por el cardenal Mons. Cláudio Hummes, por el arzobispo Mons. João y por el presidente de la EBCT, Carlos Henrique Custódio y muy aplaudidos por el público.
Además del vicepresidente, otras 150 autoridades, entre invitados y políticos, acompañaron la misa de las tribunas reservadas, como el gobernador del Distrito Federal, Rogério Rosso, el jefe de gabinete del presidente Lula, Gilberto Carvalho, ministros, senadores y diputados.
La misa tuvo inicio con la presentación, en las pantallas, del mensaje del Papa Benedicto XVI enviada especialmente al Congreso Eucarístico, leída durante la ceremonia del Regina Coeli del domingo pasado. Al final, los 300 obispos, los más de mil sacerdotes presentes y un número igualmente grande de seminaristas y diáconos aplaudieron efusivamente, junto con el público, las palabras del Santo Padre.
Homilía del Cardenal Hummes
En la homilía del Evangelio de la noche, sobre el milagro de la multiplicación del pan, el cardenal Mons. Cláudio Hummes recordó que estaba allí como un enviado especial del Pontífice y que todo el pueblo brasileño tiene, en Roma, un gran amigo. «Este Congreso quiere ser, por encima de todo, una gran celebración de gracias del pueblo brasileño», anunció el cardenal, refiriéndose a los brasileños como el pueblo católico más numeroso del mundo.
El purpurado habló entonces de los 50 años de Brasilia y de la arquidiócesis. «Brasilia se torna, ahora, Eucaristía», sentenció el prefecto de la Congregación para el Clero sobre la apertura del 16° Congreso Eucarístico.
En la homilía, el cardenal brasileño habló también sobre la Eucaristía y cómo los católicos deben tornarse discípulos de Jesucristo a través del Santísimo Sacramento para, en seguida ser sus misioneros. El tema de esta edición del Congreso es justamente «Eucaristía, Pan de la Unidad de los Discípulos Misioneros».
A los sacerdotes y al clero, Mons. Cláudio les reafirmó, citando la convocación del Año Sacerdotal, que concluye en junio, el «amor y admiración incondicionales» de la Iglesia por su labor misionera. Según Mons. Cláudio, este amor se explica por estar, los sacerdotes, en pleno y directo contacto con los fieles, constituyéndose así de base de la Iglesia y uno de los enlaces más importante de ella. Él destacó, sin embargo, la importancia de la total adhesión de cada uno a Jesucristo.
Al final de su discurso, Mons. Cláudio reforzó una vez más el gran aprecio de todo el pueblo católico por el Papa Benedicto XVI y por el «pastoreo» de la Iglesia. El cardenal afirmó que todos los católicos y el clero están unidos en Cristo con el Papa.
Después de poco más de dos horas de ceremonia, toneladas de fuegos artificiales anunciaron el final de la Santa Misa y el inicio del 16° Congreso Eucarístico Nacional en sus plenarias y simposios. Para los presentes, fue una noche de júbilo y fe.
Gaudium Press /Pedro Ozores Figueiredo
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