Lima (Lunes, 24-05-2010, Gaudium Press) Ayer, la Iglesia católica en todo el mundo celebró la fiesta de Pentecostés, a través de la cual se recuerda la llegada del Espíritu Santo, que como una ráfaga de viento se poso sobre los Apóstoles y discípulos, quienes en diversas lenguas empezaron a hablar sobre las maravillas del Señor.
En Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, en su programa sabatino «Diálogo de Fe», compartió con los fieles una importante reflexión frente a la presencia del Espíritu Santo en la vida personal, en el hogar y en la sociedad.
Cardenal Juan Luis Cipriani |
«En primer lugar invocamos la ayuda del Espíritu Santo para mostrar lo que se ha llamado siempre el gran desconocido. ¿Por qué?, porque en la Trinidad hay tres personas. Dios Padre, Él siempre se nos presenta como el creador del mundo, el todo poderoso, con cara un poco de anciano que está por encima de todo, que nadie lo conoce, pero que lo sabe todo, es el poder del creador; Dios Hijo Jesucristo, Dios hecho hombre, siendo el verbo, o sea la segunda persona, se hizo hombre; entonces tenemos su rostro, tenemos sus palabras y lo conocemos más que a los otros dos, y el Espíritu Santo. Jesucristo dijo: conviene que yo me vaya porque enviaré el Espíritu Santo que les explicará, eso quiere decir que el Espíritu Santo vino y explica, sin embargo no tenemos su cara, no tenemos su rostro, no tenemos sus palabras, no tenemos como algo visible, entonces ¿dónde está el Espíritu Santo?», expresó el Cardenal
De acuerdo con el purpurado, el Espíritu Santo se nos muestra a través de tres importantes elementos, el viento, las lenguas de fuego y la diversidad de lenguajes entendibles.
«El viento es una palabra que se usa con frecuencia en la Biblia, en el antiguo y en el nuevo testamento, y ¿qué quiere decir? Que el espíritu no está encerrado, no está en una caja, no está en un aula, no es materia, no pesa un kilo, no tiene color verde, está en ese mundo en el que están tus pensamientos, tus ilusiones, tus ideas, tu conciencia, tus alegrías, tus dolores», explicó el Arzobispo.
También, el Espíritu Santo es consejero, es consolador, es redentor y es amigo, «lo primero que me está diciendo es: ¡Yo soy Espíritu!, yo estoy dentro de tu vida y de tú alma, yo estoy contigo, habito dentro de ti», agregó.
De este modo, y como segundo elemento, el Espíritu Santo se presenta en forma de fuego. «Ese fuego se presenta en la biblia como una señal de pureza, de purificación, es un fuego que limpia, es un fuego que devora, es un fuego que destruye y de alguna manera el fuego en el lenguaje de la Biblia simboliza la purificación del hombre del pecado (…) de alguna manera esa presencia del Espíritu Santo como fuego, es él que perdona en el sacramento de la confesión, es el que purifica con su amor», manifestó el Primado del Perú.
Como tercer elemento, el Espíritu Santo se manifiesta a través de los diversos lenguajes en los que hablaron los Apóstoles, «El Espíritu Santo viene y nos da a todos una lengua común para expresarnos en Jesucristo, le da a la Iglesia un común denominador en todas partes del mundo», dijo el Cardenal.
Finalmente, es el Espíritu Santo, el que nos da la posibilidad de experimentar el sentimiento de la paz, la tranquilidad, la confianza, el amor de Dios Hijo y Dios Padre, y «cuando recibes la Eucaristía, Él te habla; cuando recibes el perdón en la confesión, Él te da ánimo y esperanza. Cuando quieres ayudar a tus hijos, Él te trae a la mente las sugerencias e ideas. Él es quien perdona en el sacramento de la confesión, es Él quien purifica con su amor. No te olvides que Dios es amor, aprendamos a corregir con amor», concluyó el Cardenal.
Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.
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