Buenos Aires (Martes, 25-05-2010, Gaudium Press) El Arzobispo primado de la Argentina, Cardenal Jorge Mario Bergoglio, presidió en el día de hoy el solemne ‘Te Deum’ habido en la catedral metropolitana de Buenos Aires, en el marco del comienzo de los festejos por el Bicentenario de la Independencia 2010-2016.
Antes del inicio de la celebración, el Cardenal Bergoglio había resaltado como «un hermoso gesto» que las autoridades nacionales, encabezadas por la presidenta Cristina Fernández, hubiesen ido a la basílica de la Virgen de Luján para dar gracias a Dios por la Patria. También antes del Te Deum, y en un gesto de unidad con los obispos que realizaban ceremonias similares en sus respectivas diócesis, el purpurado leyó por entero la Declaración del Episcopado del pasado 10 de marzo, titulada «La Patria es un don, la Nación una tarea», redactada durante la 155º reunión de la Comisión Permanente.
Cardenal Bergoglio |
«La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes», afirmó el Cardenal arzobispo de Buenos Aires de acuerdo al documento, al tiempo que estableció que «no es momento para victimizarnos ni para procurar ventajas sectoriales».
Asimismo, el purpurado enfatizó en el texto que insta a «privilegiar la sanción de leyes que respondan a las necesidades reales del pueblo, y no de detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la personas humana, de la familia y la sociedad», refiriéndose de esta manera -según el vocero episcopal, P. Jorge Oesterheld- a los intentos por sancionar normas para favorecer el «matrimonio» homosexual y el aborto.
Terminada la lectura del documento, el Coro de Ciegos entonó el canto del Te Deum y tuvo lugar la oración de los fieles.
Finalmente, el Cardenal Bergoglio impartió la bendición y se cantó el Himno Nacional Argentino. Tras la ceremonia, se distribuyó a los asistentes una copia de la Declaración leída en la homilía y un ejemplar del Documento episcopal «Hacia un Bicentenario en Justicia y Solidaridad, 2010-2016».
Texto completo del documento «La Patria es un don, la Nación una tarea»
1. La celebración del Bicentenario merece un clima social y espiritual distinto al que estamos viviendo. Urge recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de confrontación permanente que profundiza nuestros males. La situación actual requiere una actitud de grandeza de parte de todos los argentinos, en particular de sus dirigentes. También nosotros, como pastores, nos sentimos interpelados por esta situación y no nos excluimos del examen de conciencia que se debe hacer.
2. La que sufre es la Nación toda; no es momento para victimizarnos ni para procurar ventajas sectoriales. «Aunque a veces lo perdamos de vista, la calidad de vida de las personas está fuertemente vinculada a la salud de las instituciones de la Constitución cuyo deficiente funcionamiento produce un alto costo social» . La calidad institucional es el camino más seguro para lograr la inclusión de todos en la comunidad nacional. Por eso, es necesario que los poderes del Estado, de acuerdo a su naturaleza, actúen respetando su legítima autonomía y complementándose en el servicio al bien común.
3. Si toda la Nación sufre, más duramente sufren los pobres. Este es un reclamo del cual nos volvemos a hacer eco, porque se trata de una deuda que sigue vigente, y que se lee «en los rostros de miles de hermanos que no llegan a vivir conforme a su dignidad de hijos de Dios» . Por ello, es el momento de privilegiar la sanción de leyes que respondan a las necesidades reales de nuestro pueblo, y no de detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la persona humana, de la familia y de la sociedad.
4. La Patria es un don que hemos recibido, la Nación una tarea que nos convoca y compromete nuestro esfuerzo. Asumir esta misión con espíritu fraterno y solidario es el mejor modo de celebrar el Bicentenario de nuestra Patria.
5. Los cristianos invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a unirse a nosotros en la oración para invocar al Señor, que es la fuerza de su pueblo, y a pedirle por nuestra querida Patria argentina: «Salva a tu pueblo y bendice a tu herencia; apaciéntalos y sé su guía para siempre» . Una vez más ponemos estos deseos y esperanzas en las manos de Nuestra Madre de Luján.+
Con información de la Oficina de Prensa del Arzobispado de Buenos Aires y la Agencia AICA
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