Ciudad del Vaticano (Jueves, 27-05-2010, Gaudium Press) La renovación espiritual -además de lo cultural y social- de los miembros de la Iglesia, es el desafío a ser enfrentado por Italia, señaló el Papa Benedicto XVI a los obispos de la Conferencia Episcopal Italiana. El Pontífice se encontró esta mañana con los prelados, que realizan su Asamblea General desde el lunes en la sala sinodal del Vaticano. Los obispos italianos discuten el tema de la educación y las exigencias de la próxima década.
La «gran tradición del pasado arriesga permanecer como letra muerta», afirmó el Papa a los obispos. Por esto, es necesario construir «lugares creíbles», familias «irrenunciables», escuelas y parroquias.
Según el Papa, la Iglesia en la evangelización «no esconde las heridas», ni las debilidades y el pecado de las comunidades eclesiales, sino que esta «humilde y dolorosa admisión no debe, sin embargo, hacer olvidar el servicio gratuito y apasionado de tantos creyentes». El Papa recuerda también a los obispos italianos el objetivo del Año Sacerdotal, que fue el de «constituir una oportunidad para promover la renovación interior de los sacerdotes» del «empeño evangélico y ministerial».
Sobre los casos de abuso en la Iglesia, Benedicto XVI citó sus propias palabras, concedidas en el vuelo papal a Portugal el día 11 de mayo, para hablar de la «necesidad de reaprender la penitencia, de aceptar la purificación, de aprender por un lado el perdón, del otro la necesidad de la justicia».
«También en Italia el momento es marcado por una incerteza sobre los valores», advirtió. «Esto es indicio de una crisis cultural y espiritual tan seria cuanto aquella económica». Sobre la crisis económica, además, el Papa pidió a los empresarios que «hagan lo posible para disminuir los efectos de la crisis ocupacional», que afecta especialmente a los jóvenes del país, y que se «reflejan sobre los presupuestos de una vida buena y significativa».
Por último, recordó a los obispos la «Semana Social de los católicos italianos», prevista para ocurrir en octubre en Reggio Calabria, durante la cual serán profundizados los problemas y los desafíos de Italia. Al final de su discurso, el Papa renovó a los prelados el apelo de que ofrezcan «la contribución al crecimiento social y moral» del país.
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