Cardenal Norberto Rivera |
Ciudad de México (Lunes, 31-05-2010, Gaudium Press) Ayer, se celebró en la Iglesia la Solemnidad de la Santísima Trinidad -doctrina central de la fe católica que habla de un solo Dios en tres personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo-, con ocasión de la fiesta de este dogma de fe, el Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, dijo a los fieles de su país, en homilía que pronunció ayer en la celebración eucarística que se llevó a cabo en la Catedral Metropolitana de México, que «nuestra vida de cristianos está ligada inexorablemente al ministerio del a Santísima Trinidad».
Al comenzar su sermón, Mons. Rivera también recordó a los fieles que toda la existencia se desarrolla en el nombre y en el diálogo de las tres Divinas Personas; «recién nacidos fuimos consagrados a las aguas bautismales al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Los acontecimientos importantes, el comienzo de cada día, la celebración de todos los sacramentos y especialmente de la Eucaristía, siempre son precedidos por la invocación de la Trinidad Santa y eterna».
También, dijo que la Trinidad es un misterio que ha sido revelado y no «un acertijo para hacer piruetas intelectuales o matemáticas incomprensibles». En él, Dios revela su vida íntima y «nos revela también el misterio del hombre, ya que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios», continuó.
Misterio Trinitario, la gran novedad que Jesucristo trajo
El purpurado, igualmente, señaló que la revelación del Misterio Trinitario fue la novedad más grande que Jesucristo trajo, puesto que «el pueblo elegido adoraba a un solo Dios, a Yavhé (…), conocía la unidad absoluta de Dios pero no la distinción», explicó.
Al respecto, también dijo que el Dios de Jesús es Trinidad, «porque Dios es amor y el amor por su misma naturaleza se difunde, se comunica, no puede permanecer encerrado en sí mismo». Sobre lo cual agregó que el amor de Dios se realiza en las tres divinas personas, en relación con cada ser humano, de una forma especial: «El Padre, el Hijo y el Santo Espíritu, no sólo se comunican con nosotros y nos dan sus dones, sino que quieren poner su morada en nosotros, habitar en nosotros y que nosotros seamos sus templos vivos».
Asimismo, Mons. Rivera hizo una reflexión: «A la mayoría de nosotros nos pasa lo mismo que a los discípulos de Emaús, caminaban con Jesús y no lo reconocían. Nosotros, aunque invocamos continuamente a la Santa e Indivisa Trinidad y, aunque sabemos que a ella fuimos consagrados, sin embargo no somos consientes de su presencia en nosotros».
Comunicación Trinitaria que se vive de manera particular a nivel familiar
En relación con esta comunicación de las tres personas divinas, el Arzobispo Primado de México, dijo que esta unión de la Trinidad se vive de manera particular a nivel familiar; «Los miembros de un hogar estamos llamados a reproducir la entrega entre el Padre y el Hijo por el Espíritu de Amor. Padres, hijos, hermanos y familiares debemos tener como meta volcarnos, darnos, entregarnos, salir de nosotros mismos para buscar el bien y la alegría de los demás».
Finalmente, expresó que el Misterio de la Trinidad enseña que el bien comunitario es también el bien de cada quien, donde el concepto de persona y el de comunidad no tienen porqué oponerse: «Que todos sean uno, como tú, Padre, y yo, somos uno, por amor, por el Espíritu Santo», concluyó el purpurado.
Con información del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME).
Gaudium Press / Sonia Trujillo
Deje su Comentario