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Ciudad del Vaticano (Lunes, 07-07-2010, Gaudium Press) Los cristianos son llamados a superar sus diferencias, a llevar paz y reconciliación a lugares de conflicto, a ofrecer al mundo un mensaje de esperanza, a extender la atención a los necesitados y a ser creíbles testigos. Estas fueron algunas «recomendaciones» contenidas en la homilía de Benedicto XVI de la misa de Corpus Christi, que el Papa presidió este domingo en el Palacio de Eleftheria, en Nicosia, Chipre.
En la homilía, el Papa abordó el misterio de la transubstanciación y afirmó que Corpus Christi presenta tres dimensiones distintas, pero complementares: el cuerpo físico de Jesús, nacido de la Virgen María; su cuerpo eucarístico, «pan del cielo que nos nutre en este gran sacramento»; y su cuerpo eclesial, la Iglesia.
Aún en la ceremonia, el Santo Padre renovó su apelo a los cristianos para que salgan de la «propia individualidad» y se abran a la comunidad y al «nosotros». «Tenemos necesidad de librarnos de todo aquello que nos bloquea y nos aísla: temor y desconfianza de unos contra otros, avaricia y egoísmo (…)», deseó el Pontífice.
El Papa pidió también por la paz en la región. «Oriente Medio tiene un lugar especial en el corazón de todos los cristianos», sentenció. Refiriéndose a los conflictos regionales, especialmente en Tierra Santa, Benedicto XVI hizo un «apelo personal», pidiendo «un esfuerzo internacional urgente y concertado a fin de resolver las tensiones» y un «no mayor derramamiento de sangre».
El último día del viaje apostólico del Papa al país mediterráneo fue dedicado al Sínodo de los Obispos sobre Oriente Medio, que acontecerá en el Vaticano en el mes de octubre. Al término de la celebración, fue entregado por el Papa a los miembros del Consejo Especial el «Instrumentum Laboris», último documento preparativo para los trabajos de la Asamblea Especial sobre el Oriente Medio del Sínodo de los Obispos. El evento acontece en el Vaticano entre los próximos días 10 y 24 de octubre.
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