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Buenos Aires (Martes, 09-06-2010, Gaudium Press) Desde este 24 de junio, hasta el 26 del mismo mes, tendrá lugar en Buenos Aires el «I Congreso de Acompañantes Espirituales hispanoparlantes», evento académico que organiza el Centro de Espiritualidad Santa María (CESM) -Asociación Privada de Fieles que ofrece un servicio a la Iglesia a través del acompañamiento espiritual en el ámbito laical-, y en el que participarán laicos que, en América Latina, ejercen un acompañamiento espiritual en diferentes espacios de la sociedad.
Con el lema «Permanezcan en mi amor… el Acompañamiento Espiritual y el arte de acompañar la decisión de amar», el evento académico se desarrollará con el objetivo principal de ofrecer un espacio en el cual los participantes puedan intercambiar sus experiencias como acompañantes espirituales, para, de esta manera, seguir fomentando «el encuentro corazón a corazón», como explicó el CESM, en una información que dio a conocer con motivo del Congreso.
El congreso tendrá, entre otras actividades, varias mesas de encuentros que girarán en torno al acompañamiento espiritual en el área de la salud, la vida en la Iglesia, la vida ciudadana y la familia, y un foro que ahondará en el tema central que se ha propuesto para el encuentro académico: «permanezcan en mi amor».
Además de los acompañantes espirituales, también participarán del Congreso políticos, artistas, médicos, periodistas y personas que, desde su profesión, quieran sumarse al servicio de acompañar espiritualmente a otras personas en el ámbito en el que se desempeñan.
Una práctica que surgió con el cristianismo y que hoy toma fuerza
El acompañamiento espiritual es una práctica que se ejerce en la Iglesia desde comienzos del cristianismo como un camino para encontrar a Dios, pero que en los últimos años ha resurgido y empezado a florecer en el ámbito laical. Según Inés Ordóñez de Lanús, fundadora del CESM -y quien habló sobre el tema en la revista Criterio, medio de comunicación argentino- el acompañamiento espiritual en el espacio laical surge como «un complemento a la dirección espiritual (…), como un «y», y no como un «o»», al acompañamiento que tradicionalmente ofrece un sacerdote.
Por ejemplo -continuó la fundadora del CESM- «para una mujer, esposa y madre, representa la posibilidad de ser acompañada por otra como ella (…) Se trata de un acompañamiento de la vida; no es sólo de cómo rezar mejor o resolver porqué me distraigo en misa, sino la posibilidad de compartir también un embarazo, o las problemáticas con un hijo adolescente».
Sobre el tema, Ordóñez de Lanús agregó: «históricamente la dirección espiritual se limitaba a las personas que tenían el deseo de crecer en Cristo, con una práctica sacramental; y el dirigido debía demostrar una actitud cercana a la sumisión al sacerdote. Desde el Centro proponemos el ponerse al lado del otro hacia la meta, basándose en la fraternidad».
Con información del Centro de Espiritualidad Santa María (CESM).
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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