"El recto arte de la celebración Litúrgica", según el Arzobispo de León, México

León (Viernes, 11-06-2010, Gaudium Press) En febrero de 2007 el Papa Benedicto XVI elaboró la Exhortación Apostólica Postsinodal «Sacramentum Caritatis» -«El Sacramento del Amor»- sobre la Eucaristía, fuente y culmen de la misión de la Iglesia, donde hizo especial énfasis en el «ars celebrandi» o arte de celebrar. Retomando algunas consideraciones que el Santo Padre hizo en dicha exhortación, Mons. José Guadalupe Martín Róbago, Arzobispo de León, México, elaboró una catequesis sobre «El recto arte de la celebración litúrgica». La catequesis fue dada a conocer por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

Mons. José Guadalupe Martín Róbago

En ella, Mons. Martín Róbago recuerda que la Exhortación Apostólica «nos señala que no debe haber ninguna separación entre el arte de celebrar rectamente y la plena, activa y fructuosa participación de todos los fieles», y que, precisamente, estos dos elementos son el principio rector «que debería conducir los esfuerzos por lograr una cada vez más digna celebración eucarística».

Continuando, recordó, también, que el arte de celebrar la liturgia, su manejo, corresponde principalmente a quienes han recibido el sacramento del orden, es decir, los obispos, los sacerdotes y los diáconos, quienes, según palabras del Arzobispo de León, «debemos considerar la celebración litúrgica como nuestro deber principal».

Al celebrar la liturgia se realiza una acción de la Iglesia

Igualmente, señala que al oficiar la eucaristía se está realizando una acción de la Iglesia, por lo tanto -continua-, no debe ser un acto que corresponda a la invención personal, ni de la comunidad, ni del sacerdote que preside. «No puede quedar al arbitrio de las emociones, o a proyecciones pastorales, inventar formas de celebración que están en abierta contradicción con las normas litúrgicas emanadas por la legítima autoridad», añade el prelado.

Al respecto, cita parte del documento pontificio: «El «ars celebrandi» proviene de la obediencia fiel a las normas litúrgicas en su plenitud, pues es precisamente este modo de celebrar lo que asegura, desde hace dos mil años, la vida de fe de todos los creyentes, los cuales están llamados a vivir la celebración como Pueblo de Dios, sacerdocio real, nación santa».

Foto: Nazgulhead

Como complemento a este tema, Mons. Martín Rábago, en su catequesis, también dice que «no es la pura observación de las normas lo que dignificará la forma de celebrar; lo verdaderamente central es el espíritu de fe y devoción con que todo el pueblo de Dios vive y participa en los sagrados misterios, pero, por su condición eclesial, no pueden desconocerse (…) las exigencias que forman parte de la misma naturaleza del acto litúrgico».

Para concluir con su enseñanza, el Arzobispo de León habla, citando de nuevo el documento del Santo Padre, sobre la responsabilidad del Obispo en el arte de la celebración litúrgica: «en efecto, él -el Obispo-, como «primer dispensador de los misterios de Dios en la Iglesia particular a él confiada, es el guía, el promotor y custodio de la vida litúrgica» (…). La comunión con el Obispo es la condición para que toda la celebración en su territorio sea legítima», además, el Obispo «es por excelencia el liturgo de su propia Iglesia».

Gaudium Press / Sonia Trujillo