Ciudad de México (Lunes, 14-06, Gaudium Press) La conciencia de pecado y el remordimiento, como un piloto que se enciende cuando existen problemas de espíritu: fueron esos los temas centrales del Cardenal Norberto Rivera, Arzobispo de México, en la homilía de la misa dominical en la Catedral de la capital mexicana.
Cardenal Norberto Rivera Carrera |
Tras constatar que el pecado es inherente a la condición humana, el purpurado mexicano apuntó la «profunda transformación [que se está operando] en muchos cristianos en cuanto a su concepción religiosa y moral: para muchos hoy nada es malo, nada es inmoral y hasta parece que hemos suprimido de nuestro diccionario la palabra pecado», dijo. «Sin conciencia de la culpa ¿Cómo vamos a interesarnos por el perdón de Dios, si no nos consideramos culpables? ¿Cómo vamos a valorar la salvación de Cristo, si no nos sentimos necesitados de ella?».
Uno de los síntomas de que existe esa conciencia de la culpa es el remordimiento por las faltas cometidas. Entretanto, también la ausencia del remordimiento es un síntoma de la pérdida del sentido del pecado: «Nosotros y nuestra sociedad estamos mal cuando tenemos fundida esa luz roja, perdiendo el sentido de la culpa y del pecado y, en ocasiones, hasta empleando mecanismos de defensa, presentando como progresismo o amplitud de criterio aquello de lo cual tendríamos que avergonzarnos», adivirtió.
Si bien es malo tener escrúpulos cuando no se han cometido faltas reales, es peor, según el Arzobispo de México, carecer del sentido de culpa cuando hay verdadero pecado. Además, resaltó que de acuerdo a las Sagradas Escrituras, el reconocimiento de las faltas es la puerta de entrada para la obtención de la misericordia de Dios y la enmienda.
«Frente al perdón que siempre representa un regalo de Dios, los cristianos seremos deudores insolventes que lograrán alcanzar la reconciliación…el arrepentimiento y la conversión son necesarios para así no volver a cometer errores», recalcó el Primado de México.
Con información del SIAME
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