Bogotá (Jueves, 17-06-2010, Gaudium Press) Conocido como el patrono de Pisa, Italia, y de los viajeros, San Rainiero de Pisa -quien nació en la ciudad italiana en 1118- fue un gran trovador, y experto en el arte de tocar la lira. Él, siendo muy joven y pese a los esfuerzos e insistencias de sus padres, prefirió una vida libertina y de diversiones antes que los estudios, pero a sus 19 años, su vida cambió por intervención divina a través de un eremita, y hoy, a pesar del paso del tiempo, sigue siendo uno de los santos que más se recuerdan en Italia.
Fue precisamente gracias a un encuentro que Rainiero tuvo con un ermitaño llamado Alberto -establecido en el monasterio pisano de San Vito-, que el hoy santo dio un giro a su vida y se convirtió. En ese entonces, el joven italiano tanto fue tocado por Dios, que a sus 23 años, ante la decisión de vivir en plena austeridad, entregó a los pobres todas las riquezas que poseía y emprendió un viaje a Tierra Santa para seguirle los pasos a Jesús.
Un santo que comía únicamente dos veces por semana
Detrás del altar, la urna con los restos de San Rainiero |
La historia narra que el joven permaneció en los lugares santos por 13 años, donde vivió de las limosnas y sometió su cuerpo a innumerables sacrificios, como fue su decisión de comer únicamente dos veces por semana. Se cuenta que Rainiero peregrinó en varias ocasiones a todos los lugares santos permaneciendo por varios días, de manera especial, en los sitios donde Jesús vivió su calvario.
En 1153 regresa a su ciudad natal. Allí ya era reconocido por su fama de santidad, debido a los innumerables milagros que Dios hizo a través de él en Tierra Santa, y que siguió realizando tras su regreso a Pisa. En la ciudad que lo vio nacer se estableció en el monasterio de San Vito, donde hizo una amplia labor apostólica como laico, siendo partícipe de varias conversiones, las cuales fueron bastante admiradas por los pisanos.
Santo súbito
Refieren las crónicas que -por los innumerables milagros que obró en vida, así como por una existencia que imitó fielmente a Jesucristo- una vez falleció, es decir, el 17 de julio de 1161, Rainiero fue súbitamente proclamado Santo.
En 1632, el entonces Arzobispo de la ciudad italiana, junto con el clero de la diócesis, nombró a San Rainiero patrono de Pisa y de su diócesis, proclamando también, el 17 de junio como fiesta de precepto.
En la actualidad los restos del santo permanecen en la Catedral Santa María Asunta de la ciudad italiana, donde reposan en el interior de una urna. Se afirma que su cuerpo continúa incorrupto.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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