Maringá (Lunes, 21-06-2010, Gaudium Press) En el artículo de esta semana, titulado «Las hogueras que aún queman», el arzobispo de Maringá, en Paraná, Mons. Anuar Battisti, comenta sobre el significado figurativo de la hoguera y cómo sería diferente se ella volviera a quemar no la leña, sino los corazones distantes, fríos y egoístas de los hombres y las mujeres de este tiempo, para «redescubrir la belleza de ser gente con corazón capaz de amar y ser amado».
Para dar sentido a su mensaje, el prelado cita el ejemplo de algunas hogueras históricas, como la hoguera que Zacarías hizo para anunciar a los parientes y vecinos el nacimiento de Juan Bautista. «El fuego, el humo y la luz de la hoguera de Zacarías comunican la vida, anuncian un nuevo tiempo brotado del vientre de aquella que llamaban», evalúa.
Según Mons. Anuar, existen hogueras que permanecen y que jamás se apagarán, que fueron encendidas hace más de dos mil años y continúan incandescentes como si hubiesen sido encendidas hoy. Él recuerda, entonces, dos hogueras relatadas en los Evangelios, ambas relacionadas a Pedro: la primera quemaba en el patio de Anás, lugar donde llevaron a Jesús después de ser entregado por Judas en el Jardín de Getsemaní, y la segunda fue encendida por Jesús para esperar a los desilusionados discípulos después de una noche fracasada de pesca.
Alrededor del fuego de la primera hoguera, Pedro pierde el anonimato delante de una empleada y tres veces niega haber conocido al hombre de Nazaret. Para el arzobispo, en aquel momento la hoguera pasa a quemar no la leña, sino la traición, la vergüenza, la falta de coraje, la amistad traicionada, las promesas de seguimiento a todo costo. «Lo que estaba quemando el corazón de aquel hombre como nunca fue el dolor de la traición y el fracaso. Después, lloró amargamente y estuvo ausente en todos los pasos de la condena y la muerte del mejor amigo», resalta.
Con el objetivo de cocinar algunos pocos peces y esperar a los discípulos después de una pesca fracasada, la segunda hoguera fue encendida por el propio Cristo en un simple gesto de amor. De acuerdo con Mons. Anuar, esta es la hoguera de la reconstrucción de una vida nueva con el resucitado. «Fue allí que Jesús preguntó: Pedro, ¿tú me amas más que estos? Fue tres veces preguntado en contraposición a la triple negación. Y la respuesta fue también tres veces afirmativa: ‘tú sabes todo, tú sabes que te amo'», recuerda el obispo.
Por último, el prelado afirma que todavía hoy estas hogueras pueden quemar nuestros pecados y acercarnos a Dios. «No importa lo que usted haya hecho o dejado de hacer, siempre existirá una hoguera donde Jesús te espera con un pececito asado en la brasa del amor de Dios», concluye.
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