"No se entiende la historia de Colombia sin la Iglesia": Concluye en Bogotá Congreso Conmemorativo del Bicentenario de la Independencia colombiana

Bogotá (Viernes, 02-06-2010, Gaudium Press) En el segundo y último día del Congreso Conmemorativo del Bicentenario de la Independencia colombiana -«Presencia de la Iglesia en doscientos años de Independencia», organizado por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC)- dos sesudas exposiciones magistrales sobre «La Iglesia en la construcción del país» coparon las horas de las mañana.

La primera, a cargo del Dr. Javier Ocampo López, versó sobre «La Iglesia en la construcción del país: desde los gritos independentistas a 1908», resaltando lo que ha sido una nota tónica de todas las exposiciones: «No se entiende la historia de Colombia sin la Iglesia. La Iglesia ha entrado en todo en las artes, en la cultura, en las letras», decía el historiador.

Entre otros temas, el Dr. Ocampo profundizó en la polémica que durante el S. XIX se dio en torno a las doctrinas utilitaristas de Jeremías Bentham (1738-1794), que se asumieron como opuestas a la doctrina católica. Asimismo resaltó el sin sentido de un ‘patronato republicano’ concluido en 1853, que se auto-erigió como heredero del patronato real de la época de la colonia, pero que era ejercido por personas muchas veces adversas a la fe católica.

La segunda ponencia, a cargo del ex-senador y presidente de ‘Laicos por Colombia’, Dr. Carlos Corsi Otálora, trató sobre «La Iglesia en la construcción del país: desde 1908 a nuestros días». Inició el Dr. Corsi ofreciendo al auditorio un marco histórico-filosófico en el cual poder enmarcar la esencia de la nacionalidad colombiana. En la esencia de la nacionalidad de este país se halla claramente las nociones de relación Creador-creatura, la de que somos redimidos por un Dios-Hombre, la de una lengua común oriunda de un latín que para la Iglesia no es una lengua muerta, y una tradición greco-romana con visión hispánica, que llega hasta hoy, según afirmó.

Carlos Corsi

«Nosotros… ¿de dónde venimos? De la cultura greco-romana, de esos pueblos son nuestros abuelos, del humanismo clásico, de su arte, del derecho romano. Pero no sólo de ahí. También nuestra cultura se nutre de la juventud de la civilización occidental de la época cristiana. La Iglesia evangeliza el mundo romano, y cuando llega el mundo germano a través de las invasiones bárbaras, la Iglesia hace la gran epopeya de la evangelización de los bárbaros. Y ahí nace el concepto de persona humana, de fraternidad, de señorío del hombre sobre la naturaleza. Y esos valores nos llegaron a través de España», expresó el Dr. Corsi.

«También recibimos los valores de los indígenas, sobre quienes se desarrolló también una gran evangelización. De ellos nos vienen el sentido de la estética, un sentido de solidaridad. Y los negros, en medio del dolor de su situación [esclava], nos aportaron el sentido de la esperanza. Pero esa confluencia de diversos orígenes se dio en medio de la evangelización, el nacimiento de nuestra Iberoamérica fue fruto de la evangelización, y en ella se constituyó nuestro ‘ethos’ que es católico», expresó.

«La Iglesia es la fundadora de Colombia, es la madre de Colombia, el ‘ethos’, la esencia de Colombia es obra de la Iglesia», dijo Carlos Corsi. Como hecho a destacar, señaló, entre muchos otros, la fundación en 1908 de la Conferencia Episcopal Colombiana, que ayudó en la unidad de la Iglesia, que consolidó su independencia con relación al Estado, y que fortaleció -como conjunto- los vínculos con la Santa Sede.

En las horas de la tarde tuvo lugar un panel, donde se desarrollaron tres temas: «Tres grandes preocupaciones: educación, cultura y salud», a cargo de Gustavo García Cardona; «Iglesia y política», por el ex-magistrado de la Corte Constitucional José Gregorio Hernández; e «Iglesia comunicadora», a cargo del periodista Javier Darío Restrepo.

Como conclusión, y sobre los frutos del Congreso, el P. Jaime Cristóbal Abril G. -Coordinador del grupo organizador del Congreso en la Conferencia Episcopal- expresó: «Ha sido un ejercicio fructífero, para una aproximación inicial a lo que ha sido la presencia de la Iglesia en la Historia de Colombia, particularmente en los 200 años de vida independiente. Se ha abordado, desde el rigor histórico como lo han hecho los ponentes, que la presencia de la Iglesia no es tangencial ni accidental, sino esencial de lo que somos como nación».
«Lo que aporta la Iglesia a la nacionalidad es desde lo que ella misma es desde sus inicios, y ha sido sobre todo el anuncio del Evangelio», finalizó el P. Abril.

Gaudium Press / Saúl Castiblanco