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Bogotá (Lunes, 05-06-2010) En la apertura del Congreso sobre el Bicentenario de la Independencia colombiana, «Presencia de la Iglesia en doscientos años de Independencia», Mons. Aldo Cavalli, nuncio de su Santidad en el país sudamericano, hizo una disertación sobre la presencia de la Iglesia con sus principios perennes dentro de una historia que evoluciona, que cambia, con vistas a un apostolado actualizado.
«Investigar sobre ideas -afirmó el nuncio- eventos, personas, imprevistos, circunstancias que interactúan, y que realizan cambios, [en una] historia que siempre cambia. Una de las características de la historia es que cambia: cambia la cultura, cambia la sociedad, cambia la manera, cambia… Tengo que investigar sobre los factores que crean el cambio para comprender la historia en la cual vivo».
Entretanto, al interior de un evolucionar histórico que se modifica constantemente, hay un eje que permanece incólume: «La historia cambia, la Iglesia tiene principios que no cambian. Principios que vienen de la revelación y de la naturaleza. Principios, dice el Papa, y lo repite a todo el mundo, que no son negociables. Nunca cambian.»
La Historia necesita de la iluminación de esos principios inmutables. Pero para que ellos sean escuchados y surtan los benéficos efectos que deben generar, es preciso conocer las circunstancias históricas concretas en que ellos serán predicados: «Entonces tenemos dos realidades: La Iglesia con principios que nunca cambian y la historia que siempre cambia. ¿Qué tenemos que hacer? Una cosa muy profunda y fundamental. Tenemos que comprender los cambios de la Historia para anunciar los principios que no cambian, dentro de la Historia. (…) Anunciar los principios que no cambian en América Latina tiene una manera característica, en una cultura característica. Anunciar los mismos principios en la India, otra cultura, otra historia, otros cambios…» Sin embargo es el anuncio de «Jesucristo [que] es único, el Evangelio es único en cuatro maneras diferentes».
Reforzando, dijo el prelado que «predicar a los griegos era diferente que predicar a los hebreos. Predicar a los romanos era diferente que predicar a los hebreos. Predicar y anunciar el evangelio a una comunidad ya formada, era diferente que predicar el evangelio a personas que nunca escucharon hablar de Jesucristo».
En ese sentido, Mons. Aldo Cavalli estableció para el Congreso concluido el viernes pasado, «la tarea de ayudarnos a comprender la Historia y a comprender la manera de anunciar el Evangelio dentro de la Historia que cambia».
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