Concepción (Lunes, 05-07-2010, Gaudium Press) El viernes 2 de julio se realizó en la sala de sesiones de la casa central de la Universidad Católica de la Santísima Concepción la mesa de diálogo «Iglesia, empresarios, trabajadores. Acciones en conjunto para superar la crisis», convocada por el Arzobispo de Concepción, monseñor Ricardo Ezzati; y que contó con la presencia de más de 30 representantes de organizaciones empresariales, sindicales y civiles.
El objetivo de esta mesa de diálogo, según explicó el Pastor, es la creación de una instancia de reflexión de los grandes temas con el fin de promover el desarrollo social en la región. Al igual que en años anteriores, estas mesas se centran en un tema particular en el que participan los diversos actores sociales vinculados. En esta ocasión el tema fue la economía y el diálogo que debe existir entre empresarios y trabajadores para que por medio de una acción conjunta se puedan sortear los efectos de la crisis y del terremoto, además de construir un nuevo orden social y económico.
«En los años anteriores, lo he hecho con los católicos que trabajan en el mundo de la política. Este año he centrado la mesa de diálogo sobre el tema de la economía, el tema de la empresa, el tema de los sindicatos. El objetivo es llegar a una mesa conjunta. La idea es que entre pares se puedan entender en los desafíos que tienen, en las posibilidades de desarrollo que presentan para la región y finalmente, lograr una mesa de diálogo donde empresarios y sindicatos se sientan juntos para ver qué cosas se pueden hacer, qué acentuaciones hay que llevar adelante para superar la crisis», indicó.
Economía de comunión
En su intervención el prelado reflexionó en torno al concepto de «economía de comunión», citando para ello la encíclica Caritas in veritate del Papa Benedicto XVI. De esta forma explicó que a diferencia de la economía consumista, basada en la cultura del tener y el acaparamiento de bienes, la economía de comunión está fundamentada en el amor y en la entrega a los demás. «Puede parecer difícil, arduo, heroico, pero no es tal, porque el hombre, hecho a imagen de Dios, que es amor, encuentra la propia realización, precisamente en el amar y en el dar», dijo.
Mons. Ezzati, a la izquierda |
Más adelante, monseñor Ezzati enfatizó que la economía de comunión se fundamenta en tres pilares fundamentales: primero, la creación de proyectos compartidos basados en la solidaridad que permitan el desarrollo integral y sustentable de personas que se encuentran en situación de indigencia. Segundo, extender la cultura de la gratuidad del don de la reciprocidad para alcanzar un desarrollo verdadero, una economía y una sociedad más fraterna y más solidaria. Y por último, el desarrollo de empresas y la creación de puertos de trabajos, pero no basta con la creación de riqueza, sino que es necesario orientarla a la vida de las personas y del bien común.
«Chile se caracteriza por ser un país solidario, pero lo somos fundamentalmente cuando se nos pide algo. Necesitamos extender la cultura de la gratuidad de aquellos que por consiguiente se dan cuenta de las necesidades de los demás y gratuitamente como don, se ofrecen para desarrollar y resolver problemas (…) Sostener, extender y desarrollar una empresa de esta manera contribuirá, sin duda alguna, no sólo a dar mayor dignidad a las personas, sino también a resolver sus problemas concretos de pobreza», manifestó.
«Desde la fe, contribuir a la reconstrucción»
Al finalizar el encuentro, monseñor Ezzati se mostró muy satisfecho, declarando a fuentes del arzobispado: «Ha sido un encuentro muy hermoso, un anuncio de diálogo y como Obispo he podido escuchar los diferentes actores de la vida económica y empresarial, académica y me parece que los aportes han sido de mucha profundidad y un estímulo para que, en comunión, podamos enfrentar también este desafío grande de reconstruir nuestra región».
Por su parte la Intendenta Regional, Jacqueline Van Rysselberghe, definió la jornada como beneficiosa, particularmente por el ánimo de solidaridad y diálogo presente en los asistentes. «Más allá del rol que les toca jugar, todos son cristianos. Lo importante es que quienes profesan la fe, tienen que darle un sello a la tarea que realizan, de manera que desde la fe contribuir a la reconstrucción», dijo.
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