Cardenal Pedro Rubiano |
Bogotá (Sábado, 10-07-2010, Gaudium Press) Con la presencia de varios Arzobispos, Obispos, sacerdotes, miembros de la Conferencia Episcopal de Colombia, representantes de las autoridades civiles y una gran multitud de fieles, se llevo a cabo ayer, en la Catedral Primada de Colombia, una especial y solemne Eucaristía, con la cual se dio gracias a Dios por los 200 años de Independencia del país y de manera muy significativa por el ministerio del Cardenal Pedro Rubiano Sáenz, quien presidio la Misa, y quien concluye su labor pastoral al frente de la arquidiócesis primada.
En la homilía, Monseñor Rubén Salazar Gómez, nombrado en los últimos días como nuevo Arzobispo de Bogotá, recalcó la presencia de Dios en el caminar de Colombia.
«Con gran alegría, la Iglesia que peregrina en Colombia ha querido congregarse hoy en los espacios solemnes de la Catedral de Bogotá, Primada del País, para dar gracias al Señor porque hace doscientos años en diferentes sitios de nuestra nacionalidad se inició el proceso que, nueve años más tarde, había de llevar a la constitución de nuestra Patria como una nación independiente (…) ¿Por qué estos acontecimientos son objeto de acción de gracias? Porque la Iglesia sabe que en todos y cada uno de los sucesos históricos Dios está presente, actúa, realiza su obra de salvación, libera y conduce a su pueblo», expresó Monseñor Salazar.
Y es que justamente este país multicultural, multiétnico y diverso se ha caracterizado por ser uno de los más devotos de Suramérica. Su fe, su amor a Dios y a la Santísima Virgen, hacen de su Iglesia parte fundamental de la historia del pueblo.
«En ese proceso liberador, la Iglesia que peregrina en Colombia tiene un papel fundamental. Ella anuncia a todos y cada uno de los colombianos la clave fundamental para entender la historia en cada uno de sus acontecimientos. Ella proclama las palabras de Pablo a los Gálatas: «Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley para liberarnos del dominio de la ley y hacer que recibiéramos la condición de hijos adoptivos de Dios.» Con estas palabras -entendidas siempre de nuevo a la luz de los acontecimientos de la historia de la humanidad- la Iglesia proclama que la plenitud de la historia, es decir, el acontecimiento que da sentido a todo otro acontecimiento, ha llegado cuando el Hijo eterno del Padre se hizo en el tiempo el hijo de María, Jesús de Nazaret, asumiendo la totalidad de nuestra condición humana menos en el pecado», agregó Monseñor.
En manos de la Madre de los Colombianos
Mons. Rubén Salazar, nuevo arzobispo de Bogotá |
Está importante celebración religiosa se realizó justo en el día en que el país celebra gozoso la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, patrona de los colombianos. Así, oraciones y suplicas retumbaron en la catedral para pedir a la Santísima Virgen su intercesión ante su amado hijo por Colombia, por su bienestar y futuro.
«Hacia ella también levantamos los ojos para que nos alcance de su Hijo la gracia de que las celebraciones de este bicentenario de los acontecimientos emancipadores de hace doscientos años nos permitan redescubrir el sentido profundo de nuestra nacionalidad y llenarlos de fe y esperanza para que en el amor compartido de compatriotas podamos seguir avanzando por los caminos de la paz»
Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.
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