sábado, 23 de noviembre de 2024
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La Iglesia de Medellín, Colombia, conmemora los 75 años del II Congreso Eucarístico Nacional

Medellín (Lunes, 02-08-2010, Gaudium Press) El pueblo colombiano se caracteriza por su gran amor a Dios, a la Santísima Virgen y a la Eucaristía, ésta última, alimento espiritual de los católicos, que reúne a diario a miles de fieles en las diversas parroquias presentes en el territorio nacional.

Justamente, por estos días Medellín recuerda uno de los actos religiosos más importantes que haya tenido lugar en esta ciudad, «II Congreso Eucarístico Nacional de Medellín», el cual fue celebrado el 18 de agosto de 1935 reuniendo a un gran número de fieles nacionales y extranjeros, quienes unidos en oración profundizaron en el conocimeinto de Cristo viviente  bajo las especies de pan y vino.

«La organización fue excelente, un verdadero encuentro de fe y amor con el milagro eucarístico, todo un despliegue logístico lleno de solemnidad y alegría, en el que obispos, sacerdotes y fieles trabajaron incansablemente para que el Gran Misterio Eucarístico fuera conocido, celebrado y adorado por todos aquellos que hicieron parte de tan magno acontecimiento histórico. Recordar con gratitud es la memoria del corazón y es recoger el gran legado de la fe que nos dejaron nuestros antepasados ante lo que hoy es siempre actual: el acontecimiento Cristo en el pan y el vino eucarísticos, fuerza y vida para la comunidad», expresó el Padre Juan Carlos Isaza Velásquez, sacerdote de la Parroquia el Sagrario

Eucaristía: Asombro y Gratitud

Dibujo.jpgEsta importante conmemoración no solo recuerda el histórico congreso, sino que celebra a su vez el gran legado que dejo el encuentro: el amor a la Eucaristía. «Nos compete con responsabilidad hoy como Iglesia conocer y profundizar este gran acontecimiento histórico que nos sigue agrupando alrededor del pan de vida, sacramento admirable que nos continúa comunicando vida en abundancia, y que debe suscitar en el corazón del creyente lo que el Papa Juan Pablo II expresaba en su carta Apostólica «Mane nobiscum Domine» para el Año de la Eucaristía: «Ante el misterio Eucarístico: Asombro y gratitud», agregó el padre Isaza.

Por ello, y al igual que hace 75 años, la Iglesia convoca a sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, agentes de pastoral y files, entre otros, a participar de esta gran celebración que se llevará a cabo entre el 14 y 22 de agosto. Así, diversas actividades se llevarán a cabo en la Parroquia El Sagrario, lugar donde se vivió el Congreso en años pasados.

El día de las familias, el día de los enfermos, el día de las Instituciones Educativas, el día de los esposos, el día del comerciante, el día de los profesionales, el día de los jóvenes y el día de la comunidad, son apenas algunas de las actividades que se realizarán y que siempre acompañadas de la Sagrada Eucaristía esperan reunir a una gran cantidad de católicos.

Otra de los eventos centrales será la celebración de las «40 horas», las cuales contarán con encuentros catequéticos dirigidos por sacerdotes como el P. Pablo Andrés Palacio Montoya, el P. Gabriel Jaime Molina Vélez y el P. José Camilo Arbeláez Montoya.

Finalmente, «demos gracias a Dios por estos 75 años en los cuales hacemos memoria del II Congreso Eucarístico Nacional, gran herencia de la fe y del amor a la Eucaristía. Hoy la Iglesia en Misión Continental, nos habla de ser discípulos misioneros y solamente esto es posible cuando como nuestros antepasados ponemos todo de nuestra parte para que este misterio de amor sea conocido, celebrado y adorado en una Iglesia que busca todos los días transformarse y revitalizarse, y que mejor lugar que sea en la Eucaristía y en ella junto al Sagrario: es tarea del cristiano comer y adorar a Cristo presente realmente en el pan de la vida, como afirma el Papa Benedicto XVI: «Que nadie diga, pues, que la Eucaristía existe sólo para ser manducada y no para ser contemplada. No se trata en verdad de un pan ordinario, cosa que no se cansan de subrayar las tradiciones más antiguas…Comerlo significa adorarlo, dejarlo entrar dentro de mí, para que mi yo sea transformado y se abra a la grandeza del nosotros, para que todos lleguemos a ser en Él una sola cosa (Gál. 3, 17)» Ratzinger, J., Introducción al espíritu de la liturgia», concluyó el sacerdote.

Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.

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