Ciudad del Vaticano (Lunes, 09-08-2010, Gaudium Press) «No veo la hora y espero que todo ocurra bien. Espero que el Papa sea recibido de forma muy positiva», declaró Francis Campbell. El Embajador británico adjunto a la Santa Sede dio una entrevista exclusiva a Gaudium Press en Roma la semana pasada, cinco semanas antes de la visita del Papa Benedicto XVI a Gran Bretaña, que tendrá lugar entre el 16 y 19 de septiembre.
«Esta es una oportunidad para Gran Bretaña de mostrar al mundo que es una cultura plural que valoriza la fe, que valoriza las minorías. Probablemente el ápice de la visita del Papa será cuando el Santo Padre visite el lugar donde Santo Tomas Morus fue condenado a muerte, en Westminster Hall. Creo que será un momento importante para la Iglesia Católica y un momento crucial para el país, porque compartir figuras como Tomas Morus dice algo sobre cuán avanzados nosotros somos como una cultura multipolar», continuó el Embajador.
El diplomático dijo que las expectativas para la visita son numerosas. Esta se desarrollará en diferentes ámbitos: estado, Iglesia, internacional y doméstico. Para él, entretanto, un momento significativo será el encuentro con la Reina, encuentro que representa otra dimensión de la visita, la relación entre la corona británica y el papado. «La Reina y el Papa tienen casi la misma edad. Ella tiene 84; él, 83. Ambos realizan oficios antiguos y ambos dividen la misma fe Cristiana». Elizabeth II visita regularmente a los Papas desde 1951, todavía como Princesa Elizabeth, -ella es monarca desde 1952-. La reina también recibió al Papa Juan Pablo II en su visita pastoral al Reino Unido en 1982, y será la primera en recibir a un Papa en una visita de Estado.
La visita de Benedicto XVI, al contrario de la de Juan Pablo II, «representará de forma plena una visita de Estado». Lo que significa que no tiene apenas un carácter pastoral, sino también formal, diplomático, en el mismo sentido de la visita de otros jefes de estado. Conforme explica el Embajador, fue la Reina quien invitó al Papa Benedicto XVI para esta visita de estado al país. Él dice que en 1982 Juan Pablo II no pudo realizar una visita de estado, porque en aquel momento Gran Bretaña estaba atrapada en una guerra. Juan Pablo II llegó al país el 28 de mayo, cuando Inglaterra sujetaba una disputa bélica con Argentina por las Malvinas.
Los tiempos también cambiaron desde la última visita, pondera además Caldwell. De 1982 hasta finales de los años 90, cuestiones importantes en la relación bilateral entre el Reino Unido y la Santa Sede eran comunismo y el conflicto en Irlanda del Norte. En los días actuales, los estados tuvieron que encontrar nuevos puntos cruciales en la agenda. Y las relaciones pasaron de un nivel bilateral a multilateral. «Así, los asuntos en los cuales el Reino Unido colabora con la Santa Sede son desarrollo internacional, cambios climáticos, desarmamiento, prevención y resolución de conflicto, diálogo interreligioso y ecumenismo y el papel positivo que la Iglesia tiene en la asistencia y la prestación de servicios y en la creación de vivas comunidades».
Él resalta que divergencias en esta agenda son normales. «El gobierno británico no concuerda con todo lo que la Santa Sede hace, y la Santa Sede no concuerda con todo lo que el gobierno británico hace», observa el Embajador. «Y no hay siquiera una relación diplomática en el mundo en que haya una concordancia directa».
Las relaciones diplomáticas del Reino Unido con el Vaticano son las más antiguas del país, establecidas en 1479. «Nosotros tenemos un equipaje y un histórico enorme de asociación con la Santa Sede en términos muy prácticos».
Por último, afirma esperar que con la visita papal el pueblo británico pueda ver que la «Iglesia está activa en la sociedad. Y tanto el gobierno como la Iglesia quieren celebrar este punto del viaje».
Anna Artymiak, corresponsal de Gaudium Press en el Vaticano
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