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Santiago (Miércoles, 18-08-2010, Gaudium Press) Tras visitar Bolivia, Uruguay y Argentina, el Superior General de los Misioneros de San Carlos – Scalabrinianos, padre Sergio Geremia, arribó esta semana al Chile, culminando así su visita por la provincia de San José.
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| Padre Sergio Geremia |
En la capital, el sacerdote conoció la labor que realiza el Instituto Católico Chileno de Migración (INCAMI), el Centro Integrado de Atención al Migrante (CIAMI) y las parroquias Italiana, Latinoamericana y territorial Nuestra Señora de Pompeya. En Iquique, norte del país, se enteró del trabajo de la Pastoral diocesana para los Migrantes, apoyada por los misioneros de San Carlos.
«Para mí fue un descubrimiento, porque no conocía la intensa actividad misionera de los sacerdotes que actúan en Santiago, en las tres parroquias que tenemos, ni todo lo que gira en torno a ellas ni a INCAMI, ni al CIAMI, ni a las otras organizaciones. Esto me dio una noción más real de la actividad que desarrollan los misioneros y todas las personas que con ellos colaboran», manifestó a la oficina de comunicaciones de INCAMI.
De su paso por Iquique, el sacerdote resaltó la importancia en la coordinación de la ayuda a los migrantes efectuada por las diócesis del norte de Chile con las dos limítrofes de Perú y Bolivia, Tacna y Oruro respectivamente, a través «de los agentes y los hermanos que están ahí, en el corredor por donde pasan miles y miles de migrantes de países limítrofes. Es un trabajo muy importante, no sólo interesante».
En cuanto a la impresión general que le quedó de la visita indicó: «Si pudiera evaluar el trabajo y la presencia de los Scalabrinianos en Chile, diría que dentro del contexto latinoamericano ocupa un lugar significativo y un lugar de ejemplaridad. O sea, para la Iglesia chilena, para la Iglesia de Santiago y para los demás países de América latina en general, Chile tiene la vanguardia, ocupa un lugar de destaque, un ejemplo, un modelo de trabajo con los migrantes, que puede ser imitado por otros países y otros lugares del mundo, por lo tanto, me llevo de aquí una impresión muy positiva. Sinceramente agradezco esta oportunidad de haber conocido Chile, Santiago, Iquique, y, sobre todo, las personas que trabajan en el campo de la pastoral de la movilidad humana con las migraciones».
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