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Seminarista colombiano que murió mártir en España, será beatificado

Bogotá (Lunes, 23-08-2010, Gaudium Press) Además de los siete mártires de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, así como la Madre Laura Montoya Upegui y el Padre Mariano de Jesús Eusse Hoyos, Colombia contará ahora con un décimo beato. Se trata del Siervo de Dios Jesús Aníbal Gómez, religioso de la Congregación de los Misioneros Claretianos, quien murió en España en 1936 en la Guerra Civil de ese país, junto con otros 15 mártires de esa orden.

Aún no se sabe la fecha de la ceremonia en la cual el religioso será oficialmente llevado a los altares, pero Benedicto XVI, autorizó, el pasado 1º de julio, a la Congregación de la Causa de los Santos, promulgar el decreto sobre el martirio sufrido por el seminarista, y otros 25 religiosos, durante la persecución religiosa en España. Este es el paso previo para su beatificación, quedando solo por determinar la fecha y el lugar en la que se llevará a cabo su ceremonia.

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Mártires claretianos de la Guerra Civil española

Con el seminarista, también se dio vía libre a la beatificación de otros claretianos: el padre José María Ruiz Cano, joven sacerdote originario de Badajoz, España, 14 estudiantes de teología -entre los que se encontraba el seminarista colombiano-, y el hermano Felipe González de Heredia. De los martirizados, el joven seminarista era el único de origen suramericano. En el decreto de Benedicto XVI también se determinó el martirio de 10 carmelitas, quienes igualmente dieron su vida durante la Guerra Civil española.

Jesús Aníbal Gómez y su martirio

El seminarista Jesús Aníbal Gómez, nació en Tarso, municipio del departamento colombiano de Antioquia, el 13 de junio de 1914. Desde muy niño dejó notar su interés por seguir a Cristo y convertirse en misionero y sacerdote, tanto así que a sus 11 años ingresó al seminario menor, y a los 16 -el 16 de julio de 1930-, profesó como religioso de la Congregación de los Misioneros Claretianos.

En 1935, luego de estudiar por casi 4 años en el municipio colombiano de Zipaquirá -población donde los claretianos contaban con una casa filial-, recibe la grata noticia de que se trasladaría a España, donde se prepararía para su ordenación sacerdotal.

El joven seminarista residió primero en la ciudad de Segovia, pero por causa del clima y la sinusitis crónica que lo afectaba, debió trasladarse al sur del país europeo donde permaneció en Zafra, límites con Portugal. Allí, como causa del ambiente hostil que se generó con la Guerra Civil, él, junto con otros seminaristas y algunos teólogos, debió ser trasladado a Ciudad Real, ubicada en la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha.

Tiempo después, le es otorgado -al igual que otros religiosos – un salvoconducto que le permitiría viajar a Madrid. De camino, en la Estación de Fernán Caballero de Ciudad Real, varios milicianos, sin respetar su salvoconducto y su nacionalidad colombiana, dieron muerte al seminarista.

Gaudium Press / Sonia Trujillo

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