jueves, 21 de noviembre de 2024
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Como son los obispos de que la Iglesia necesita, según el Cardenal Ouellet

Quebec (Martes, 24-VIII-2010, Gaudium Press) En entrevista publicada por Canadian Catholic News el pasado 18 de agosto, el nuevo prefecto de la Congregación para los Obispos y último arzobispo de Quebec, Cardenal Marc Ouellet, ha esbozado lo que según su parecer es un obispo de los que la Iglesia requiere hoy.

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Cardenal Marc Ouellet

Foto: National Catholic Register

Ante todo, un audaz «hombre de fe», que tenga el gusto de «hacerla vivir a la gente», está entre sus primeras condiciones. Un obispo debe conducir la comunidad, por ello necesita una visión sobrenatural así como la capacidad de evaluar el contexto sociológico, cultural, y político. Entretanto, por encima de todo, el pastor de una iglesia particular debe ser «audaz en proponer la Palabra y en creer en el Poder de la Palabra y en el Poder del Espíritu».

«Nosotros tenemos que atrevernos a hablar a lo más profundo del corazón, donde el Espíritu del Señor está tocando a las personas más allá de lo que podemos calcular», dijo el purpurado, al tiempo que afirmó que «necesitamos un discernimiento espiritual y no solo un cálculo político sobre el riesgo de la posibilidad de que el mensaje sea recibido».

«Debemos hablar a la gente sobre Jesús Crucificado y Resucitado, quien está animando a la Iglesia hoy, con personas fieles a su Palabra, a su Divina Presencia y a la comunidad que él quiere ver viviendo de su Espíritu», expresó el purpurado.

Según el Cardenal Ouellet, un obispo debe realizar un acercamiento personal. Los obispos no solo deben establecer posiciones dogmáticas, cuanto deben creer en ellos profundamente: «así usted tiene poder del convicción».

«Si usted plantea ello solo formalmente y al final usted no quiere verlo realmente aplicado, porque usted no cree que no es posible que la gente lo acepte, usted está en problemas para la trasmisión del mensaje».

La cercanía de un obispo al pueblo que le ha sido confiado es sólo la extrapolación del amor de Cristo: «El Señor os ha dado vuestro corazón para que sea la presencia de Su Corazón en medio del pueblo». La conciencia de esa realidad llevará al pastor a «cultivar aquello que llamamos santidad, unidad con Él, unidad diaria, en una manera que es a la vez muy humana y muy espiritual», dijo.

En la oración, una actitud ascética conducirá al mantenimiento de la pureza del corazón: «El amor del pueblo llena la vida del sacerdote».

Tras ocho años como Arzobispo de Quebec, el Cardenal Ouellet deja esa sede con el aprecio de innúmeros fieles, no solo de esa ciudad sino de todo el Canadá.

 

 

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