Copiapó (Martes, 31-08-2010, Gaudium Press) El drama de los 33 mineros atrapados en un socavón a 700 metros de profundidad en el norte de Chile, que ha conmovido a todos los que de él tienen noticia, es matizado hoy con resplandores de esperanza, muchas de ellas que giran en torno a los ‘altares’. Tras la animante noticia difundida al mundo el pasado 23 de agosto, anunciando que se encontraban vivos, los ojos de todos se interesaron en conocer detalles de cómo están viviendo su forzado y sombrío cautiverio, y todas las demás circunstancias atinentes.
Tras conocerse la tragedia, y en medio de la incertidumbre sobre el destino de sus seres queridos, los familiares de los mineros se instalaron tiendas de campaña en los alrededores de la mina, que comúnmente se acompañaron de altares.
Es el caso de Lilián Ramírez, esposa de Mario Gómez, quien en la parte trasera de su carpa montó una gruta con imágenes de San Lorenzo, San Expedito (el santo de los imposibles), Santa Gema, San Alberto Hurtado, la Virgen de Andacollo (de amplia devociñon en Chile), la de la Candelaria, la de Lourdes, el Santo Padre Pío de Pietralcina, Santa Teresita de los Andes (santa chilena, como San Alberto Hurtado) y el venerable padre Mariano Avellaneda, según reportó Gazi Jalil para El Mercurio, desde la propia mina.
Como no podía dejar de ser, en miembros de una nación de profundo cuño religioso, los mineros allá adentro también han construido un altar y así lo hizo saber al mundo el propio ministro de Salud chileno, Jaime Manalich, cuando anunció el 26 pasado que «los mineros quieren designar un área en el refugio como santuario». Poco antes ellos habían recibido un crucifijo, y habían pedido más imágenes religiosas y una bandera del país.
El altar del presidente Piñera – El altar de Jessica
Sin embargo, la necesidad de sencillos santuarios que acogieran las oraciones por los atrapados, ya había subyugado a las más altas esferas de la Nación. El propio presidente chileno, Sebastián Piñera instaló un altar particular en el Palacio Presidencial, con 32 banderas chilenas y una boliviana -en memoria de los mineros- y una imagen de San Lorenzo, patrono de la minería. Así los tendría constantemente presentes.
Entretanto, ayer fue otro el altar que salió a la palestra -esta vez conjugado en futuro-, ‘robándose’ la atención en este multifacético drama que hoy conmueve al orbe: Es el altar ante el cual se celebrará el matrimonio de Jessica y Esteban Rojas, quienes viven desde hace 25 años en unión civil, pero que desde hace tiempo desean que Dios bendiga su alianza.
«Siempre lo habíamos postergado por una y otra cosa, a veces por temas económicos -narra Jessica a la Agencia France Press . Me decía: ‘Negra, esto es una sola vez en la vida y hay que celebrarlo bien’ «, relató la mujer. Sin embargo, en un mensaje llegado desde las profundidades de la tierra, Esteban se comprometió finalmente a llevarla ante el altar: «Cuando salga, compramos el vestido [de novia] y nos casamos», escribió de su puño y letra el minero.
***
Altares erigidos en medio del dolor, que buscan ser un puente hacia el Creador, que ofrecen ya el consuelo en medio de la tristeza, y que en el caso chileno, han llevado las oraciones hasta el Cielo, presagiando un gran final feliz.
Gaudium Press / S. C.
Deje su Comentario