Washington (Jueves, 02-09-2010, Gaudium Press) Joan Frawley Desmond, corresponsal del National Catholic Register, realizó el pasado 30 de agosto una importante entrevista con el psicólogo Paul Vitz -investigador del Instituto para las Ciencias Psicológicas, profesor emérito de Psicología de la Universidad de Nueva York y profesor adjunto del Instituto Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia en Washington- en la que se trató sobre los aportes que puede dar la psicología a la formación de seminaristas.
Paul Vitz Foto: National Catholic Register |
Interesado siempre en las relaciones entre Psicología y Religión, y autor de obras entre las que se destacan «La Psicología como Religión: El culto de la auto-adoración» y «Fe del Huérfano: Psicología del Ateísmo y el Inconsciente Cristiano de Sigmund Freud», Vitz constata como ha decrecido la animadversión que habitaba en las toldas psicológicas hacia las cuestiones de la fe. «Recientemente ha habido un cambio, porque la psicología ella misma ha mejorado y es menos hostil hacia la religión», declara. Ello tal vez se deba a que «la psicología contemporánea es menos segura en el triunfo del ideal secular y el ideal liberal».
La relación de Vitz con la formación para el sacerdocio es no solo profesional sino también familiar. Uno de sus hijos entró al seminario después de terminar su servicio militar en Irak. «Mi hijo estuvo en la Marina por espacio de 4 años, y sirvió en Bagdad como oficial en la Inteligencia de la Marina. Él recibió su vocación en la Iglesia-cripta del Santuario de la Inmaculada Concepción en Washington, adonde asistía a misa. En Irak participó de un grupo de discernimiento en su unidad», declara.
Las «perennes» y las «nuevas» cuestiones
Son varios los rectores de seminario los que le piden consejo y le manifiestan sus preocupaciones., Entre ellas, existe lo que Vitz llama las cuestiones «perennes»: Asuntos sobre madurez, libertad. «[Los aspirantes al sacerdocio] deben ser emocionalmente maduros y de buen carácter. Deben estar por encima de la media en inteligencia y educación. Deben tener la capacidad de ser padres espirituales para sus parroquianos, y es ese un importante rol, cuando vemos hoy a muchos niños que sufren la ausencia de padres en sus vidas».
Entretanto, existen las «nuevas» cuestiones, propias de las dinámicas sociedades actuales: «[Tales son] los efectos de familias destruidas en los candidatos al sacerdocio», o «el problema de una pasada adicción a la pornografía».
Un problema típicamente actual, con repercusiones en algunos aspirantes al sacerdocio, es el de la erosión de la identidad masculina: «Hoy en día, necesitamos una comprensión de la paternidad como la piedra angular del desarrollo masculino, al igual que la maternidad es la piedra angular del desarrollo femenino. Pero la importancia de la paternidad es ignorada. La cultura celebra la versión de James Bond de la masculinidad como sexual y violenta, y ese enfoque fomenta la inmadurez. Los padres solían ser importantes, y ahora han sido dejados a un lado. Entretanto, la crisis en la cultura es la crisis de los padres», afirma Vitz.
Para todas ellas, viejas y nuevas cuestiones, una psicología libre de prejuicios contra la religión, puede ser muy útil, y las instituciones católicas pueden valerse de sus desarrollos e investigaciones.
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