Seúl (Jueves, 02-09-2010, Gaudium Press) «Proclaiming Jesus in Asia Today» (Proclamando a Jesús en Asia) es el nombre-tema del Congreso de los Laicos Católicos de Asia que tuvo inicio oficialmente este miércoles, 1º de setiembre, en Seúl, capital de Corea del Sur.
El evento fue abierto por la mañana con una celebración eucarística presidida por el presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Cardenal Stanislaw Rylko, en la Catedral María Virgin de la Inmaculada Concepción, en Myeongdong.
Estaban presentes como concelebrantes el cardenal de Seúl, Mons. Nicolas Cheong Jin-suk; el arzobispo de Ranchi (India), Cardenal Toppo; el arzobispo Mons. Osvaldo Padilla, nuncio apostólico en Corea del Sur, además de varios obispos y sacerdotes.
Casi 400 delegados de prácticamente todos los países de Asia llenaron la bellísima Catedral, que contiene las reliquias de numerosos mártires coreanos. Con excepción de Bangladesh, Camboya, China territorial (hay delegaciones de Hong Kong y Taiwán) y Corea del Norte, todos los Consejos de Laicos de las Conferencias Episcopales de Asia y diversas nuevas comunidades y movimientos laicos están representados en el Congreso.
En su homilía, el Card. Rylko subrayó la naturaleza misionera de la Iglesia y la importancia de comprender que la Misión es el deber de todos los católicos, «el papel fundamental del laicado, la primacía del auténtico ejemplo en la evangelización y la necesidad absoluta de la unión íntima con la Cátedra de Pedro para la fecundidad en el apostolado.»
La misa, en inglés, fue intercalada con cantos en coreano y Oraciones de los Fieles leídas en varias lenguas por los delegados presentes.
Después de la celebración, se dio inicio al acto introductorio en una moderna sala de Conferencias, con un discurso del Card. Rylko. El presidente del Pontificio Consejo destacó en su discurso que a pesar de los cristianos son una minoría en el continente -muchas veces mal comprendida y hasta perseguida- no deben desanimar, debiendo siempre ser una minoría «creativa».
«La sal, a pesar de poca, es suficiente para salar una comida entera. Poco fermento fermenta una masa entera. Lo que es necesario es que la sal sea sal de hecho, el fermento sea fermento de verdad.» Así, el purpurado pide que los católicos en Asia resistan la tentación de sincretismo y sean cada vez más auténticamente cristianos.
En seguida, fue leído por el nuncio apostólico en Corea, Mons. Oswaldo, el mensaje que el Papa Benedicto XVI escribió para la ocasión. Fue también leído un mensaje del presidente de Corea del Sur, Lee Myung-Bak, a todos los participantes del evento y a las autoridades religiosas, y un mensaje de la FABC (Federación de las Conferencias Episcopales de Asia) y del Movimiento Laico de Seúl.
El acto introductorio fue concluido con una bella presentación de un coro de niñas, estudiantes de escuelas católicas locales. Iniciando la presentación con una música infantil polaca en deferencia al Card. Rylko, ellas atrajeron fuertes aplausos por el «dueto de de los gatos’ de Rossini.
Palestra
Después de la Introducción tuvo inicio la primera palestra del evento, realizada por el P. Felipe Gomes: «Dos mil años de la Misión de la Iglesia en Asia: corrientes de evangelización, santidad y martirio».
En su discurso, el sacerdote afirma que ser cristiano no puede ser visto solo por un prisma natural – «o la Cruz sería la mayor derrota de la Historia, y no el mayor triunfo».
«Quien sabe Dios no quiso o por lo menos permitió la gran manifestación de amor a Cristo demostrada por millones de personas que abrazaron el martirio con heroísmo y coraje, y así mostraron que la historia de Cristiandad es un triunfo en Asia?», indagó P. Gomes, antes de citar números de estos martirios en el continente.
El Cardenal Telesphore Placidus Toppo, arzobispo de Ranchi, capital del estado indio de Jharkhand, y el mismo de ascendencia tribal, afirmó, a su vez, que la misión es «el mejor servicio que la Iglesia puede ofrecer a las diversas naciones de Asia, pues con ella se responde a la ansia de los pueblos por conocer lo Absoluto». El purpurado narró la experiencia del padre jesuita Constant Lievens en Chotanagpur (India central), donde más de 80 mil tribales fueron convertidos, y donde hoy hay más de 12 diócesis. Y apeló para «que se anunciase a Jesús con coraje».
El Cardenal hizo entonces un relato real, sobre cierto misionero que trabajaba años en Bihar (India) y que al comprar pan determinado día fue indagado por el vendedor si poseía alguna cosa para que pudiese leer. Teniendo solo el Evangelio en hindú, lo obsequió al vendedor. Algunos días después, el mismo lo buscó ansioso, preguntando: «¿Es verdad que Jesús de hecho, resucitó de los muertos?». El misionero respondió que sí y que sentía vivamente la presencia de Jesús en su vida.
Muy satisfecho con la propia replica -cuenta el purpurado- el misionero esperó entonces la respuesta del vendedor, pero notó que éste no estaba contento. Preguntado porqué, recibió esta respuesta del vendedor: «¡Ésta es la noticia más importante que existe! ¿Por qué usted no me dijo esto antes?». El purpurado concluyó con un apelo para que todos sean corajudos anunciadores del Evangelio.
La tarde fue tomada por pequeñas presentaciones de las Iglesias de diversos países de Asia: Taiwán, Tailandia, Mongolia, Nepal, Pakistán. Las poquísimas Iglesias do Kazajstán (apenas dos padres para el país entero) y Turkmenistán atrajeron la simpatía de los presentes.
Gaudium Press / P. Joshua Sequeira
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