Bogotá (Viernes, 10-09-2010, Gaudium Press) ¿Qué hacemos con los jóvenes? Es la pregunta que no pocos se hacen, particularmente quienes tratan con ellos en colegios y universidades y que conocen sus intimidades. En estadísticas que a muchos sorprenden -pero que lamentablemente no a quienes ya han profundizado en algo el tema- la Universidad chilena Bernardo O’Higgins (UBO) ha presentado los resultados del estudio «Tendencia al suicidio 2010». Según la investigación, 76% de los jóvenes chilenos entre 18 y 28 años admite que ha pensado alguna vez en quitarse la vida, y 71% afirma que ve su futuro con más pesimismo que con optimismo.
En la línea -y continuamos con los muchachos entre 18 y 28 años del estudio de la UBO- el 81% se ha sentido inútil, el 82% fracasado y con ganas de «abandonarlo todo»; el 75% «a veces nota que podría perder el control sobre sí mismo»; el 73% tiene poco interés en relacionarse con gente; el 71% considera que quitarse la vida es una opción frente a una situación desesperada…
En Colombia la situación también es muy preocupante. La «Liga contra el suicidio» de la Fundación Internacional de Pedagogía Conceptual Alberto Merani, realizó una investigación cuantitativa entre el 2005 y el 2007 sobre el tema, con una muestra de 5.000 estudiantes matriculados en 20 instituciones educativas de 11 ciudades: 41% de los jóvenes escolarizados en bachillerato, al menos una vez ha pensado en quitarse la vida, de alguna manera concreta y eficaz. Y 16 % por ciento, por tanto 1 de cada 6, confiesa haber llevado a cabo al menos un intento, entre levísimo hasta muy grave.
Relacionado con lo anterior -pues un factor de prevención del suicidio es el apoyo social- en un estudio sobre soledad realizado por la dicha Liga en el 2008 con 7.000 niños y jóvenes, solo 1 de cada 3 jóvenes considera su relación de amistad grata, nutritiva, gratificante. Los restantes la perciben como problemática, muy problemática o definitivamente carecen de ella. En el hogar y el colegio, las perspectivas no son mejores: 1 de 3 jóvenes siente que la relación con su madre funciona regular o mal. Con su padre la mitad. Un 70% de los muchachos, no tiene hermanos o califica su relación como regular o mala. En el colegio, la mitad siente que la relación con sus compañeros funciona regular o mal. Un 70% califica en estos mismos términos su relación con los profesores…
Concordante con lo anterior, se observa en Colombia un aumento efectivo de suicidios entre los adolescentes y adultos jóvenes, según investigadores de la Universidad Industrial de Santander.
Todos los anteriores son síntomas de sociedades en grave estado. Sociedades actuales y futuras, pues estamos hablando de gente joven. ¿Y qué hacemos con los jóvenes?, es nuevamente la pregunta repetida por muchos.
Es claro que para tal no existen soluciones mágicas, o fórmulas simples, como multifacético y profundo que es el problema. Entretanto, quien revisa el elenco de las posibles soluciones que a nivel psicológico se han destilado, se depara mayoritariamente con dos vertientes: la que procura vigorizar o establecer vínculos a todo nivel (escolar, familiar, de amigos) y la que busca fortalecer entre los jóvenes el «Sentido de vida», como fuente de felicidad.
Es sobre este segundo aspecto que queremos enfocarnos. Entendemos como «sentido de vida» en este caso concreto, las razones que se esgrime a sí mismo el joven sobre el «por qué» y el «para qué» existe. «¿Qué es lo que hago aquí en este mundo?», «¿cuál es mi ‘misión’?», «¿importo o sirvo para algo o para alguien?», son cuestionamientos directamente relacionados con el «Sentido de vida», y que de manera consciente o subconsciente interpelan a muchos de los jóvenes con tendencias suicidas, sin encontrar respuestas satisfactorias.
Mensaje del Papa con ocasión del 25 aniversario de la Jornada Mundial de la Juventud
En el mensaje que Benedicto XVI dirijió con ocasión del 25 aniversario de la institución de la Jornada Mundial de la Juventud, el 28 de marzo pasado, el Papa recordó el pasaje del evangelio de San Marcos que narra en el encuentro de Jesús con el joven rico, quien pregunta al Maestro qué hacer «para heredar la vida eterna». Explica el Sumo Pontífice que lo que quiso conocer en profundidad el joven fue «aprender de Él a recorrer el camino de la vida».
El Papa es consciente de las turbaciones propias de esa época de la vida: «Como el joven del evangelio, quizá también vosotros vivís situaciones de inestabilidad, de confusión o de sufrimiento, que os llevan a desear una vida que no sea mediocre y a preguntaros: ¿Qué es una vida plena? ¿Qué tengo que hacer? ¿Cuál puede ser mi proyecto de vida? ¿Qué he de hacer para que mi vida tenga pleno valor y pleno sentido? (n. 3)», expresa.
Proyecto de vida. El Sentido de Vida se relaciona con el Proyecto de Vida, con lo que cada uno quiere hacer de su vida. El Papa invita a los jóvenes a cuestionarse sobre él: «¡No tengáis miedo a enfrentaros con estas preguntas! Ya que más que causar angustia, expresan las grandes aspiraciones que hay en vuestro corazón. Por eso hay que escucharlas. Esperan respuestas que no sean superficiales, sino capaces de satisfacer vuestras auténticas esperanzas de vida y de felicidad.» Entonces, no es huir de esos interrogantes, sino ayudar a los jóvenes a abordarlos.
Entretanto, en la elaboración de estos planes futuros, el joven no solo debe establecer sus metas personales o profesionales, sino que no puede «deshacerse» del Creador. Por el contrario, el Papa pide a los jóvenes que se pongan «a la escucha de Dios, que tiene un designio de amor para cada uno de vosotros. Decidle con confianza: ‘Señor, ¿cuál es tu designio de Creador y de Padre sobre mi vida? ¿Cuál es tu voluntad? Yo deseo cumplirla’. Tened la seguridad de que os responderá. ¡No tengáis miedo de su respuesta! ‘Dios es mayor que nuestra conciencia y lo sabe todo» (1 Jn 3,20)’, dice Benedicto XVI. El mejor proyecto de vida es aquel que se establece en unión con aquel que Dios tiene para cada uno. El mejor proyecto de vida es el que Dios tiene para cada uno. Y ese proyecto incluye el vivir ‘enfocado’ en Cristo ya en esta vida:
«Siguiendo el ejemplo de tantos discípulos de Cristo -dice el Papa, también vosotros, queridos amigos, acoged con alegría la invitación al seguimiento, para vivir intensamente y con fruto en este mundo. En efecto, con el bautismo, Él llama a cada uno a seguirle con acciones concretas, a amarlo sobre todas las cosas y a servirle en los hermanos. El joven rico, desgraciadamente, no acogió la invitación de Jesús y se fue triste. No tuvo el valor de desprenderse de los bienes materiales para encontrar el bien más grande que le ofrecía Jesús.» Al joven rico Dios pedía la renuncia total a sus riquezas. Sin embargo, el pedido de fondo -que se aplica a todos, tanto a quienes estén destinados a vivir manipulando los bienes materiales como a quienes Dios pida la renuncia total a ellos, por ejemplo en la vida religiosa- es el mismo: amarlo por encima de todo, y amarlo en el prójimo.
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Solo en Cristo se halla el verdadero proyecto de vida, el verdadero sentido profundo de la vida, el que va a ‘plenificar’ la vida, el que traerá la verdadera felicidad. Debemos, cada vez con mayor convicción, ofrecer a Cristo a una juventud crecientemente necesitada. Sin temor del qué dirán. Pues la realidad apremia.
Por Saúl Castiblanco
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