viernes, 22 de noviembre de 2024
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Una inusitada fórmula para vivir más…

Redacción (Lunes, 20-09-2010, Gaudium Press) Comidas y bebidas light, otras diet, gimnasia, remedios y vitaminas, antioxidantes… Delante de todas estas cuidadosas diligencias, muchos se preguntan cómo hacer para encontrar una manera de robustecer la salud, vivir algún tiempo más, o por lo menos con mayor «calidad de vida».

Hay algunas personas que, no sin algún mérito, llegan a abandonar vicios que por mucho tiempo estaban enraizados, al percibir que el tiempo vitalicio que tendrían disminuía a cada instante.

Ciertamente hay problemas, los cuales pueden, de alguna forma, acortar la vida. En vista de eso la ciencia ha desarrollado innumerables métodos con el fin de que esto no suceda.

Causerie.jpgSegún una investigación de la Universidad Brigham Young, en Provo, Utah, publicada en la revista científica PLoS Medicine, la débil interacción social reduce a un 50% la tasa de sobrevivencia. Este resultado equivalente a fumar 15 cigarros por día. Vivir aislado es también dos veces más perjudicial que ser obeso, alcohólico o no hacer ejercicio.

Esta noticia nos hace recordar «cómo es bueno para los hermanos vivir juntos bien unidos» (Sl 133 (132), 1). Pues así como el hombre tiene necesidad de alimentarse, de cuidar de la propia salud cuando se encuentra en estado de enfermedad, así es necesario que los hombres convivan entre sí. ¿Qué es vivir sino estar juntos, mirarse, y quererse bien?

Mons. João S. Clá Dias, fundador de los Heraldos del Evangelio, en una de sus conferencias sobre el instinto de sociabilidad, decía que Dios hizo al hombre con cualidades diferentes a la de los animales -como por ejemplo, la fuerza de un león, la agilidad del tigre, el vuelo de un águila. ¿Por qué Dios no dio esas cualidades al hombre? Porque el hombre sería autosuficiente y rehuiría entrar en contacto con los otros.

Por tanto, agrada a Dios que los hombres estén en convivencia, conociéndose, necesitando tantas veces uno de otro, y buscando encontrar en los demás aspectos del Creador, pues en su infinita Sabiduría, Dios no hizo un ser igual a otro, y por esta razón, debemos encontrar en cada uno, el reflejo de Él.

Esto hace del hombre un ser alegre, pues al vivir dignamente en sociedad está cumpliendo con la voluntad de Dios, y es para esta finalidad que fue llamado.

Cumpliendo con estos designios de la Providencia el hombre se va preparando para la más agradable y excelente convivencia, que los bienaventurados tendrán en el cielo, donde cada uno pasará la eternidad entera deleitándose con las maravillas de la creación y los diversos aspectos que Dios puso en cada uno de los hombres.

Ahí se encuentra la verdadera dulzura de vivir, y el lugar donde las personas puedan gozar de las delicias del Cielo, ya aquí en la tierra, pues entran en contacto unos con otros en la misma intención de conocer, amar y servir a Dios. Sin este objetivo, la vida no se fundamenta en verdadera alegría, sino en aislamiento y frustración, donde se pierden las ganas y la alegría de vivir.

Por Lucas Alves Gramiscelli

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