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Santiago (Martes, 28-09-2010, Gaudium Press) El pasado viernes 24, Día de Nuestra Señora de la Merced, patrona de los cautivos y privados de libertad; el Arzobispo de Santiago, el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, presidió la celebración eucarística al interior del penal Santiago 1, en compañía de más de 200 internos. La misa fue concelebrada por el Capellán Nacional de Gendarmería, Padre Jaime Nawrath, y por el sacerdote Guillermo Greene.
En su homilía el purpurado manifestó que la eucaristía es un momento propicio para acercarse al Señor, para conocerlo más profundamente, para amarlo y servirlo. Luego destacó el trabajo de la pastoral penitenciaria exhortando a los presentes a que por medio de ésta «puedan acercarse en forma mucho más personal a Nuestro Señor Jesucristo y convertir este tiempo en un tiempo de gracia».
«El amor de Dios Padre es tan grande que todos los bautizados tenemos vocación de cielo, cada uno de nosotros está llamado al cielo», resaltó.
Al finalizar la misa, el Cardenal Errázuriz dialogó con los internos y escuchó sus necesidades. En la ocasión indicó: «Va encontrando eco cada vez más en políticos, parlamentarios, la idea de que tengamos alguna vez una ley de profunda humanidad para que ningún enfermo terminal muera en la cárcel, de manera que cuando ya están en situación de partir de este mundo puedan regresar a su hogar y estar con sus familiares en ese momento tan aflictivo».
Antes de abandonar el recinto, el Director Nacional de Gendarmería, Max Ferrer, agradeció a la Iglesia Católica el apoyo espiritual que presta a los internos en todo el país, elemento que consideró como «uno de los caminos para la rehabilitación».Justamente este año el servicio de capellanía para el personal de las cárceles y los internos cumplió 50 años de existencia.
Por Igor Roco
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