Bogotá (Miércoles, 29-09-2010, Gaudium Press) Con el tema «Ciencia y fe en los albores del siglo XIX», el Instituto de Humanidades de la Universidad de la Sabana, situada en Chía -municipio colombiano cercano a Bogotá-, ofrecerá, desde mañana hasta el lunes 4 de octubre, un curso que aborda cuál debe ser la relación entre las teorías científicas y el pensamiento cristiano.
El curso, que contará como conferencista con el padre Rafael Martínez Romero, Decano de Filosofía de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, se dividirá en tres sesiones, la primera será mañana -jueves 30 de septiembre-, la segunda el viernes 1º de octubre, y la tercera, el próximo lunes 4 de octubre.
Según menciona la Universidad de la Sabana en un boletín informativo, la primera sesión será de carácter general introductorio, en donde se planteará el cuadro general de la relación que existe entre ciencia y fe desde el punto de vista de la historiografía y de la epistemología.
Por su parte, las dos sesiones siguientes se destinarán para un examen detallado de dos casos de estudio: el caso Galileo -en el cual se presentará el contexto histórico del origen de la ciencia moderna con Copérnico y Galileo, así como las polémicas anti-copernicanas y las reflexiones galileanas sobre la interpretación de la Biblia-, y la Evolución, donde se presentará la relación entre evolución y fe cristiana, examinándose en detalle la primera reacción de las autoridades vaticanas al evolucionismo a finales del siglo XIX.
Ciencia y fe según Benedicto XVI
La relación entre ciencia y fe, siempre ha sido un tema discutido y tratado, tanto por científicos como por la misma Iglesia, y Benedicto XVI no ha sido la excepción. El Santo Padre en el discurso que dirigió en la Asamblea Plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias el 31 de octubre del 2008 -y que tuvo como tema «Visión científica de la evolución del universo y de la vida»-, dijo que no existe oposición entre fe y ciencia.
En ese mismo discurso, y precisamente haciendo referencia al tema de la evolución y a Galileo, el Pontífice señaló: «‘Evolucionar’ significa literalmente ‘desarrollar un rollo de pergamino’, o sea, leer un libro. La imagen de la naturaleza como un libro tiene sus raíces en el cristianismo y ha sido apreciada por muchos científicos. Galileo veía la naturaleza como un libro cuyo autor es Dios, del mismo modo que lo es de la Escritura. Es un libro cuya historia, cuya evolución, cuya ‘escritura’ y cuyo significado ‘leemos’ de acuerdo con los diferentes enfoques de las ciencias, mientras que todo el tiempo presupone la presencia fundamental del autor que en él ha querido revelarse a sí mismo».
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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