Luján (Martes, 05-10-2010, Gaudium Press) Millares de fieles argentinos participaron este domingo de la 36ª Peregrinación Juvenil a pie por la Virgen de Luján. Los fieles recorrieron casi 60 kilómetros desde el Santuario de San Cayetano, localizado en un barrio de Buenos Aires, hasta la Basílica de Nuestra Señora de Luján. En el lugar, frente al Santuario Nacional, los peregrinos participaron de una Misa concelebrada por obispos porteños, y escucharon la homilía realizada por el Arzobispo de Buenos Aires y Cardenal Primado de Argentina, Mons. Jorge Maria Bergoglio. Con información de Aica.
Inspirado por el lema de la peregrinación: «¿Madre, queremos una Patria para todos?», el Cardenal Bergoglio comenzó su discurso. Inicialmente, el prelado declaró que este año -Bicentenario de independencia del país- la Casa de la Virgen en Luján posee para la patria argentina un significado muy especial. «Igual que nosotros hoy (…)», dijo. «(…) muchos vinieron durante siglos hasta este lugar reconociendo en las palabras del Evangelio una pertenencia, una pertenencia de hijos».
«Aquí, como hijos, renovamos la dignidad de personas, pues la Virgen Madre nos lleva a Jesús, que nos enseña con su Palabra y nos entrega su vida», continuó el prelado, complementando: «y aquí generaciones de hijos, conocidos y anónimos peregrinos de la Virgen, hicieron esta Patria crecer, dejando también este santuario, que fue construido con amor».
Exhortando a los fieles en este año, tan importante para la autoestima argentina, Mons. Bergoglio continuó pidiendo la atención de ellos para Nuestra Señora. «Como hijos de esta querida Patria, queremos seguir cuidando de la Virgen de Luján», dijo el prelado, quien destacó la necesidad de seguir confiando en la Madre de Jesús. «Y si nuestros ancestros nos enseñaron a confiar en la gloria y la tristeza, porque visitaron la Virgen, nos confirmaron también lo que el pueblo argentino siempre hizo en el santuario: confiar en quien prometió cuidar de ellos».
Por último, Mons. Bergoglio pidió, en este año de comienzo de Bicentenario argentino, que haya una patria para todos, sin excluidos ni explotados, que «nos consolide como hermanos en la herencia patriótica entre nuestros ancestros. Que nadie sea depreciado. Que no crezca el odio entre nosotros. Que el rencor, esa hierba amarga que mata, no críe raíces en nuestro corazón. Madre, queremos una Patria renovada en la fraternidad; Madre, queremos una Patria para todos», concluyó.
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