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Redacción (Viernes, 15-10,2010, Gaudium Press) «Estando hoy suplicando a nuestro Señor hablase por mí, porque no atinaba a cosa que decir no cómo comenzar a cumplir esta obediencia, se me ofreció lo que ahora diré, para comenzar con algún fundamento: que es considerar nuestra alma como un castillo todo un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas(…) Pues ¿qué tal os parece que será el aposento adonde un rey tan poderoso, tan sabio, tan limpio, tan lleno de todos los bienes se deleita? No hallo yo cosa con que comparar la gran hermosura de un alma y la gran capacidad; y verdaderamente apenas deben llegar nuestros entendimientos, por agudos que fuesen, a comprenderla, así como no pueden llegar a considerar a Dios, pues El mismo dice que nos creó a su imagen y semejanza (…)».
De esta manera, Santa Teresa de Ávila -o Teresa de Jesús-, comenzaba el Capítulo 1º de «Las Moradas», una alegoría de los grados de la vida espiritual que, para muchos, es una de las obras cumbres de la mística cristiana y, también, de la prosa española del Siglo de Oro.
No en vano, esta santa, nacida en Ávila, España, el 28 de marzo de 1515 -y cuya fiesta celebra hoy la Iglesia- es considerada una de las más grandes escritoras místicas y poetas lírico-religiosa de la historia, recibiendo, entre otros títulos, el de Patrona de los escritores españoles, y, junto a Santa Catalina de Siena y Santa Teresita del Niño Jesús, de Doctora de la Iglesia.
Reformadora del Carmelo
Teresa, también, fue reformadora del Carmelo, fundando, junto a San Juan de la Cruz, las Carmelitas y los Carmelitas Descalzos. Este ánimo reformador de la religiosa, nació luego de un decaer, hacia finales del siglo XVI, del fervor original con que fue creada la orden.
De ahí que, y tal como cuenta la historia, un día la religiosa al ver que las comunidades -que para entonces eran demasiado numerosas- ayudaban a la relajación, como el caso del convento de las carmelitas de Ávila que contaba con 140 religiosas, y luego de considerar la idea de una sobrina -quien le dijo que lo mejor sería fundar una comunidad con pocas hermanas en cada casa-, decidió reformar la orden regresando al auténtico espíritu carmelitano de austeridad, pobreza y clausura.
Tras grandes luchas, sufrimientos y esperas -ocasionados por el descontento general que generó la idea de la santa-, la religiosa carmelita recibió en sus manos la bula de Pio IV en la que se aprobaba la construcción del Convento de San José, en Ávila. Éste logró abrirse el 24 de agosto de 1562 con cuatro novicias, quienes tomaron el hábito en la nueva Orden de las Carmelitas Descalzas.
En la actualidad, las Carmelitas Descalzas cuentan con un promedio de 830 conventos en el mundo con alrededor de 14.000 religiosas. Por su parte, los Carmelitas Descalzos, se aproximan a los 4.000 en el mundo.
Además de «Las Moradas», entre las obras místicas, y de carácter didáctico de la santa, se encuentran: «Camino de perfección», «Libro de las relaciones», «Meditaciones sobre los cantares», «Desafío espiritual y Vejamen», «Exclamaciones del alma a su Dios», «Vida de Santa Teresa de Jesús», escrita por la propia Santa, además de otras obras.
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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