Concepción (Lunes, 18-10-2010, Gaudium Press) El pasado viernes 15 en la capilla del colegio Inmaculada Concepción, educadores católicos de toda la región se reunieron para participar de la Eucaristía con que la arquidiócesis celebró el Día del Profesor. La misa fue presidida por el Arzobispo de Concepción, monseñor Ricardo Ezzati, quien reconoció la enorme importancia de su labor y los animó en su misión evangelizadora.
«Que el Señor les ayude a comprender mejor la belleza del corazón. Creo que uno de los estímulos importantes que podemos encontrar en nuestro caminar y en nuestra v acción social, humana, humanizadora es descubrir y volver a descubrir la belleza de la propia vocación. Y la belleza de la propia vocación, en clave evangélica, la encontramos justamente en la revelación de la palabra de Dios, en la revelación del misterio cristiano», dijo al inicio el prelado.
Amor: única fuerza que de verdad educa
En su homilía, monseñor Ezzati reflexionó sobre el significado del título de maestro, con que era llamado Jesucristo, afirmando que Él «es el maestro que muestra el camino de las bienaventuranzas, es decir, el camino de la felicidad. Es el maestro que a través de su estilo de vida, nos descubre la fuerza del amor, única fuerza que de verdad educa, porque es el amor que nos hace libres y que nos hace corresponsables de la propia vida y de la vida de los demás».
Mons. Ezzati en la ceremonia |
Y agregó: «Es el maestro que enseña que la vida crece en la medida que se entrega, en la medida en que se dona la propia vida. Que hay que perder la vida para encontrar la vida; es decir, la fecundidad de la vida en las palabras del maestro por excelencia, radica en el don, en la capacidad de don para el otro y en la capacidad de recibir al otro como un don».
En este sentido, expresó a los asistentes su convencimiento de que «en la medida en que un educador cristiano entra en esta experiencia de Jesucristo, maestro de vida, maestro que enseña la pedagogía para que la vida crezca (…) ciertamente también la tarea que desempeña en forma profesional adquiere un significado diferente».
Respecto de la acción de los colegios católicos, monseñor Ezzati destacó que esta «no puede ser simplemente, en lo cristiano, algo que adjetiva nuestra acción, sino que está llamada a ser la esencia de lo que significa ser maestros, según el corazón de Cristo. Y significa aportarle a la sociedad aquellos elementos fundamentales y esenciales que hacen de verdad de la educación cristiana, algo totalmente nuevo y que revoluciona el corazón del educando para ubicarlo justamente en esa perspectiva de ser amado y amar, de ser fecundo en la vida, porque en el corazón está la enseñanza del maestro, que nos enseña de verdad el camino para alcanzar la verdad y la vida».
Gaudium Press / Igor Roco
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