Copiapó, Chile (Lunes, 18-10-2010, Gaudium Press) Un retorno emocionante. Una mezcla de angustia y alivio. Un momento de agradecimiento a Dios por sus vidas y, principalmente, por el apoyo recibido de parientes, amigos y personas que jamás sabrán quien son y donde están. Así fue el día de 13 de los 33 mineros que fueron rescatados la semana pasada de la Mina San José en Copiapó, norte de Chile. Ellos volvieron al lugar del accidente para participar de una misa en acción de gracias. La celebración fue presidida por el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Chilena, Mons. Gonzalo Duarte.
La ceremonia ocurrió en medio del campamento que, de a poco, está siendo desmontado. Tres mineros hicieron un breve pronunciamiento de agradecimiento a todos los que rezaron por sus vidas y por el éxito del rescate. Luis Urzúa, jefe de turno y el último en dejar la mina, recordó emocionado las palabras que escuchó de una niña de siete años: «Ella me dijo: caballero, yo recé mucho por usted y pedí a Dios que regresase rápido a su familia».
El único extranjero entre los mineros, el boliviano Carlos Mamani, dijo que todos los días leían la Biblia y rezaban en grupo. «A veces teníamos la certeza de que estábamos agarrando las manos de Dios», comentó.
La llegada de los mineros a la mina fue una gran solemnidad, comparada por ellos mismos, las recepciones ofrecidas a jefes de Estado. Centenas de periodistas de varias partes del mundo los cercaron, además de curiosos que, sabiendo de la visita, fueron hasta el campamento, para ver de cerca de estos héroes. Para garantizar la seguridad de los mineros, varios autos de policías fueron utilizados para escoltarlos hasta el lugar de celebración. En este espacio, solamente los mineros y sus familiares tuvieron acceso.
Al final de la celebración el minero Claudio Acuña dijo que la misa fue como un reencuentro, porque por primera vez desde el rescate del pasado miércoles 13, ellos tuvieron la oportunidad de estar juntos nuevamente. «Espero que esta unión sea para siempre porque después de tanto tiempo juntos en condiciones adversas, es difícil pensar en una separación. Los lazos que creamos son como de hermanos de sangre», resumió Acuña.
Algunos de los mineros quisieron conocer el campamento Esperanza donde sus parientes y amigos estuvieron durante los trabajos de rescate. Claudio Yañez resumió bien lo que vio en aquel espacio: «¡Esto es una ciudad! Jamás podríamos imaginar allá abajo que aquí estaba de esta forma, con toda esta infraestructura. ¡Hasta una escuela fue montada para los niños!».
Los mineros Yonni Barrios y Juan Illanes ya hablaron de la posibilidad de crear una fundación que permita transmitir sus experiencias y evitar nuevos accidentes en el sector minero.
Con informaciones de la Conferencia Episcopal Chilena.
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