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Bogotá (Lunes, 22-11-2010, Gaudium Press) «Nos sentimos llamados a hacer de la Iglesia lugar de acogida, espacio de cuidado y atención a los hermanos heridos por el VIH y sida. Queremos asumir el desafío de poner en práctica las actitudes que tiene el buen samaritano con el caído al borde del camino, expresando en los siete verbos: ver, compadecer, acercarse, curar, montarlo en su cabalgadura, llevarlo a la posada y cuidarlo. Estas actitudes identifican el compromiso del cristianismo que se siente urgido a amar hasta las últimas consecuencias».
Esta fue una de las reflexiones que se realizaron en el Taller Latinoamericano «Canales de esperanza», realizado por el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), con el apoyo de Visión Mundial -organización de ayuda humanitaria-, del 3 al 5 de Noviembre, con el fin dar una respuesta desde la fe a la pandemia del VIH y sida. El encuentro reunió a varios representantes de las Comisiones Episcopales de Pastoral de la Salud de las diferentes Conferencias Episcopales de América Latina, y sus conclusiones se dieron a conocer recientemente en el site del CELAM.
En las conclusiones, al hacer referencia sobre la importancia de vivir la actitud del buen samaritano -que es una de las principales reflexiones del encuentro- los participantes del taller también señalan que esta parábola «nos desafía a acudir a otros con humildad y asociarnos con quienes están trabajando este mismo tema, sin perder nuestra identidad», y les compromete a «proponer con claridad la caridad, sin perjuicios, sin fronteras y corriendo el riesgo que conlleva servir a los excluidos de nuestro tiempo».
Asimismo, destacan que la misión pastoral que realizan a favor de los enfermos -en el caso particular de quienes padecen de sida- tiene como centro toda persona humana, y como fin «restablecer la dignidad que Jesucristo nos ha conseguido con su pasión, muerte y resurrección». Al respecto, también reflexionan: «Jesús se identifica con los enfermos, con los que tienen hambre, sed, pasan necesidad y experimentan el dolor y el sufrimiento en el cuerpo y en el espíritu, para que en cada uno de estos rostros sufrientes lo podamos descubrir, reconocer y servir con amor pleno».
Fomentar la pastoral con personas que viven con el VIH sida
Igualmente, entre las reflexiones, los representantes de las Comisiones Episcopales de Pastoral de la Salud -y en unidad con el Documento de Aparecida, que dice sobre la importancia de animar en las Iglesias particulares una pastoral de la salud que incluya diversos campos de atención- señalan: «Consideramos de gran prioridad fomentar una pastoral con personas que viven con el VIH sida, en su amplio contexto y sus significaciones pastorales: que promueva el acompañamiento comprensivo, misericordioso y la defensa de los derechos de las personas infectadas; que implemente la información, promuevan la educación y la prevención, con criterios éticos, principalmente entre las nuevas generaciones, para que despierte la conciencia de todos a contener esta pandemia».
Con información del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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