San Juan (Martes, 23-11-2010, Gaudium Press) La Conferencia Episcopal de Costa Rica manifestó recientemente su preocupación y pidió la normalización de las relaciones entre los «países hermanos», Costa Rica y Nicaragua, vecinos en América Central.
La tensión entre los dos países inició el 21 de octubre, con una operación de dragado hecha por Nicaragua alrededor de una isla en el río San Juan, en la región fronteriza entre los países, visando la construcción de un canal. Según autoridades costarricenses, hubo invasión de territorio. El gobierno de Costa Rica también apunta la presencia de militares del país vecino en las Islas Calero, de posesión costarricense. La semana pasada, el caso fue llevado al Tribunal Internacional de la Haya, de la ONU.
«Los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, como pastores del Pueblo de Dios, obedientes al llamado del Señor: ‘Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios’, manifestamos nuestra preocupación ante los recientes acontecimientos dados en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua», comienza el comunicado, divulgado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).
Según los prelados costarricenses, ambos países deben seguir la resolución de la OEA que determinó la inmediata retomada del diálogo y la resolución del contencioso por vías diplomáticas, visto que «nuestros pueblos, vecinos y hermanos, comparten, además de una frontera, toda una historia; de hecho, son muchos los vínculos y enlaces comunes que unen a estas dos naciones».
Los obispos instan a los gobiernos y piden que el pueblo y los , tanto de Costa Rica como de Nicaragua colaboren, «fraternalmente», para la consecución del bien común y que se unan «en torno de nuestros valores más profundos, que son: la paz, la civilidad, la fraternidad y el respeto a la vida».
El texto, firmado por Mons. Hugo Barrantes Ureña, Arzobispo de San José y Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, y por Mons. Ángel San Casimiro Fernández, obispo de Alajuela y presidente de la Comisión de Pastoral Social Cáritas, dice: «reconociéndonos discípulos de Jesucristo, Príncipe de la Paz, exhortamos a todos los fieles cristianos, y a todas las personas de buena voluntad, a elevar su ferviente oración al Señor (…) para que los gobernantes, movidos por la justicia y la verdad, alcancen los acuerdos necesarios para poner fin a este conflicto y restablezcan las cordiales relaciones a las que nuestros pueblos están llamados».
El comunicado finaliza con un apelo para que «la Santísima Virgen (…) proteja con su maternal intercesión a nuestros pueblos y fortalezca los vínculos de caridad y fraternal comprensión».
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