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Seúl (Jueves, 25-11-2010, Gaudium Press) Obispos surcoreanos manifestaron ayer preocupación por la escalada de tensión entre las dos Coreas e hicieron un apelo a las autoridades, de Seúl y Pyongyang, para que retomen el diálogo y apacigüen los ánimos.
«Rezamos para que la situación no se agrave y no se transforme en conflicto abierto. Rezamos para que el Señor dé a todos los líderes y todos nosotros la fuerza y la luz para superar esta crisis. Hoy, vivimos un momento de gran desorientación y también de miedo. Apelamos a los gobernantes del Sur y el Norte para que se encuentren y busquen el camino del diálogo», afirma Mons. Peter Kang U-il, obispo de Cheju y presidente de la Conferencia Episcopal de Corea del Sur, en declaración a la Agencia Fides.
En el bombardeo norcoreano a la isla surcoreana de Yeonpyeong, en la frontera entre los países, que Pyongyang alega haber perpetrado en respuesta a «provocaciones» e invasión territorial por Seúl, cuatro personas fueron muertas, dos de ellas civiles.
Según el obispo Kang, es preciso una coordinación de esfuerzos, incluso con participación de toda la comunidad internacional, para evitar lo peor. «Estoy seguro de que los líderes del Norte saben que la guerra no lleva a nada, que es solamente una catástrofe que causa sufrimiento a los civiles. Es una eventualidad que debemos intentar evitar de todas las formas», dijo el obispo a la Fides.
El presidente del episcopado surcoreano también pidió oraciones por las poblaciones de los dos países. «Esperamos de la Iglesia universal un apoyo y súplicas por la paz. La paz no es solo fruto de la voluntad de los hombres o de acciones diplomáticas, sino también de la ayuda de Dios. Pedimos al Santo Padre que rece por nosotros, por la paz y el bien del pueblo coreano».
«La esperanza existe porque continuamos confiando en la Providencia de Dios», concluyó Mons. Kang.
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