Santiago de Cali (Martes, 07-12-2010, Gaudium Press) La noche de las velitas, que se celebra hoy en toda Colombia -en la víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción- marca el inició de la Navidad en el país suramericano. Hoy en la noche, cada hogar, los balcones y las calles colombianas se llenan de luces en torno a la familia en homenaje a la Madre de Dios.
Con motivo de esta festividad, los obispos del Valle del Cauca -Departamento colombiano- emitieron un comunicado, titulado «La Llama de la Vida», en el que hacen una invitación a todas las comunidades parroquiales a unirse en una «Vigilia por el Amor al Don de la Vida», en el tradicional alumbrado del 7 de diciembre. Esta convocatoria, como dice un comunicado de la Arquidiócesis de Cali, responde al deseo de la Iglesia por rescatar el regalo de la vida «que hoy ha perdido sentido en un gran porcentaje de la población».
Foto: Arquidiócesis de Cali |
En el mensaje -que fue firmado por el Arzobispo de Cali, Mons. Juan Francisco Sarasti; el Arzobispo Coadjutor de Cali, Mons. Darío de Jesús Monsalve; el Obispo Auxiliar de Cali, Mons. José Daniel Falla; el Obispo de Buenaventura, Mons. Héctor Epalza Quintero; el Obispo de Buga, Mons. Hernán Giraldo Jaramillo; el Obispo de Palmira, Mons. Edgar de Jesús García y por el Obispo de Cartago, Mons. José Alejandro Castaño- los prelados señalan: «En este tiempo litúrgico del Adviento, que nos prepara a la celebración anual del nacimiento de La Vida, en las fiestas de Navidad y de Epifanía, la luz se convierte en lenguaje visible que expresa nuestra voluntad de vivir y de compartir la propia vida en paz y unidad».
Igualmente, invitan a que los fieles no se queden «en lo meramente externo, sino a personalizar nuestra mirada a la luz». «Que el rayo del Amor de Dios hecho hombre penetre en nosotros y supere el ambiente de desprecio, que dolorosamente, no pocos manifiestan por su vida y la de los demás», añaden.
En el contexto de la jornada por amor al don de la vida, los obispos del Valle del Cauca también hacen un llamado: «todos debemos ser sensibles a la llamada de la vida y al clamor de la sangre derramada que se eleva hasta Dios. Todos debemos unirnos en la protesta social ante quienes comenten estas atrocidades -violencia y asesinatos – y en la solidaridad con los que sufren las heridas y la pérdida de seres queridos».
Asimismo, recuerdan que todas las personas están llamadas a ser «ministros de la Vida Humana», y que toda vida humana es responsabilidad de todos, «desde su inicio en la fecundación, hasta su muerte como retorno al Amor Eterno, dispuesto por Él mismo».
Finalmente, y de manera enfática, exhortan: «La vida humana es un don que debe ser amado, un bien que debe ser servido, un derecho que debe ser tutelado y una gracia que debe ser acogida y promocionada. Este ha de ser el sentir de toda persona y de la entera sociedad humana. De ello depende nuestro futuro y el de nuestros hijos. En ello se fundamentan la verdadera paz y la auténtica felicidad».
Gaudium Press / Sonia Trujillo
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