viernes, 22 de noviembre de 2024
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La Navidad es un tiempo especial para reconciliarnos con Dios, expresó el Primado del Perú

Lima (Lunes, 13-12-2010, Gaudium Press) En su habitual programa radial sabatino «Diálogo de fe» el arzobispo de Lima y Primado del Perú, Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne se refirió a diversos temas de la actualidad nacional y eclesiástica. Tratando de estas épocas navideñas -a la par de convocar a los fieles a tener una mayor cercanía con los familiares, amigos, y visitar a los enfermos y niños más necesitados- el Cardenal Cipriani invitó a la reconciliación con Dios en el sacramento de la confesión.

«El Señor nos trae esa cercanía. ¡Sonríe!, acércate a aquél amigo para pedirle perdón, ¡es el momento!, la alegría brota espontánea cuando todo está bien. Cuando uno está enfermo del Espíritu es mucho más difícil. ¡Ánimo en estos días de Adviento!», dijo.

«Qué se vea que tienes fe. ¿No estaré yo leproso, sucio, no necesitaré una buena lavada, pidiendo perdón a Dios, acercándome a la Confesión? Sal de tu isla (en este tiempo de Navidad), y da un paso para los demás, no dejes de sonreír a tu esposa, no dejes de pedir perdón», continuó.

Saludo a Mario Vargas Llosa

En un saludo a Mario Vargas Llosa, escritor peruano que acaba de recibir el premio Nobel de Literatura, el purpurado limeño destacó el elogio que el escritor hizo de su convivencia conyugal: «Reconozco en el doctor Mario Vargas Llosa su laboriosidad, es un hombre que ha trabajado día a día en esos encierros de un buen escritor, en esos silencios de estar creando en su mente una nueva novela. Y la máxima emoción ha sido cuando ha recordado la dimensión más humana de
su vida, cuando ha recordado los 45 años al lado de su esposa», afirmó.

«Hay que distinguir vida pública de vida privada y la honra»

El Cardenal Cipriani también se refirió al reciente fallo del Tribunal Constitucional peruano, que prohíbe difundir grabaciones de conversaciones telefónicas a través de los medios de comunicación sin previa autorización de los interlocutores, o sin mandato judicial: «Hay que distinguir vida pública de vida privada y la honra. Una persona merece ser respetada no por el título, sino por lo que es. Evidentemente el que tiene una honra y honor y cuidado de su vida tiene derecho a que se le respete. Ha llegado el momento de decidir si hay un valor superior que es el respeto a los demás, vale la pena reflexionar un poco», dijo.

«Estamos frente a un mundo vacío de ética y sentido moral, y de alguna manera tenemos que ver cómo podemos poner a ese mundo un criterio moral. También es un derecho humano la intimidad y la honra, la vida matrimonial, las comunicaciones privadas. Al que comete delitos hay que castigarlo, y si tiene responsabilidad pública tiene mayor agravante», concluyó.

Con información de la Oficina de Comunicaciones del Arzobispado de Lima

 

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