viernes, 22 de noviembre de 2024
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Subiendo a las alturas

Redacción (Miércoles, 15-12-2010, Gaudium Press) Cuando nos encontramos en un edificio de varios pisos, se vuelve necesaria la utilización de la escalera o el ascensor, a fin de alcanzar el piso superior o hasta para bajar de éste. Dejando a un lado los medios mecánicos, solo nos restarían las escaleras.

115_Media.jpgAlguien que solamente utilizase las escaleras para este tipo de desplazamiento percibe que debido a la acción ejercida por la gravedad, cuantos más escalones son transpuestos, mayor cansancio se siente y dependiendo de las condiciones físicas o de la cantidad de escalones a ser alzados, las fuerzas pueden faltar y ocasionalmente sea preciso detenerse algunos instantes para dar al cuerpo el descanso necesario a fin de continuar la fatigante ascensión.

Las escaleras mecánicas y la vida espiritual

Entretanto, hoy en día el ser humano, por medio de la tecnología, además de inventar el ascensor que rápidamente transpone los pisos de un edificio, también desarrolló la escalera mecánica, que lentamente conduce a las personas de un piso a otro, proporcionando un pequeño descanso para quien está caminando.

Este pequeño medio de locomoción moderno puede representar una actitud de vida espiritual que merece atención. Los santos consideran la vida espiritual como una ascensión hacia la perfección y -según ellos- quien no progresa continuamente, decae. Por tanto, no hay una situación estática en la espiritualidad. Por esta razón el progreso debe ser continuo y las escaleras mecánicas bien pueden servir para ejemplificar esto.

El cristiano que se deja llevar por la acción de la gracia, obtendrá las fuerzas para recorrer la escalera que conduce al cielo, pero es necesaria la oración y los sacramentos, que le garantizarán un progreso continuo. Pero no todos se encajan en esta situación; muchos se acomodan en medio de la escalera.

La vida sobrenatural puede ser también ejemplificada como una persona que tomase una escalera mecánica que está descendiendo y la persona debe subir esta escalera. Si el hombre no sube más rápido de lo que la velocidad con que desciende la escalera, será arrastrado para bajo. Por tanto, se tiene que hacer un esfuerzo constantemente, el cual debe ir aumentando, si de hecho se quiere llegar al tope. O se toma la resolución de subir, o se comienza a descender.

Analizando las escaleras, no podemos dejar de considerar una muy especial; sobre todo, El que la subió.

Scala Santa

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Scala Sancta – Foto: Dan Zelazo

Podríamos pensar en alguna escalera de algún suntuoso palacio utilizada por algún magnate, pero no es eso. Esta escalera se encuentra en Roma: es la Scala Sancta (Escalera Santa). Transportada desde Jerusalén por Santa Helena, esta escalera fuera erguida en el antiguo pretorio de Pilatos, y sirvió de palco para la presentación de Jesucristo en su pasión. Fue de lo alto de ella que el Divino Salvador, llagado y coronado de espinas, fuera anunciado como «Ecce Homo» – He aquí el hombre – (Jo 19,5), y conducido a su condenación.

En ella encontramos estimados vestigios del sufrimiento del hombre-Dios; diversos de sus escalones fueron teñidos por gotas de la preciosísima sangre de Jesús. Para su preservación, ella recibió un revestimiento de madera para evitar el desgaste en su mármol, entretanto sobre cada marca de sangre fue instalado un óculo transparente a fin de posibilitar a los peregrinos su veneración. Tal es el valor de estos escalones que para transponerlos, el visitante la sube en genuflexión, pues delante de la pasión que remidió la Humanidad no hay actitud más digna.

Por Marcelo Rezende Costa

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