Santiago (Viernes, 24-12-2010, Gaudium Press) «Navidad: en la humildad nace la esperanza», así se titula el mensaje que el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile ha dirigido a todos los fieles con ocasión de la natividad del Salvador en Belén, y que se ha hecho público este jueves 23 de diciembre por el Arzobispo Electo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati.
En la primera parte de su mensaje los Obispos recordaron los principales hechos que han marcado este año del Bicentenario. A través de estos sucesos «hemos mirado la identidad de Chile y, en ella, hemos reconocido la presencia de Cristo y el decidido servicio de la Iglesia en la configuración de nuestra cultura. ¡Cómo no dar gracias a Dios por este inmenso privilegio!», expresaron.
Mons. Ricardo Ezzati |
En este mismo sentido, los acontecimientos ocurridos «han sido señales que nos han puesto al desnudo las grandes y graves fragilidades, que debemos abordar en diálogo generoso y con la buena voluntad de todos. Al mismo tiempo, estos episodios nos han hablado de la profunda vocación fraterna y solidaria de un pueblo que sabe sobreponerse a las tragedias y que es capaz de desplegar esfuerzos comunes para reconstruir y socorrer, para orar y celebrar».
«Al concluir un año particularmente intenso para nuestro pueblo, el Señor nos vuelve a sorprender con la gratuidad de su nacimiento entre nosotros. Es la Buena Noticia que queremos anunciarles», dijeron.
«El Señor no nos deja solos»
Es así como en un contexto de «gracia y fragilidad» -continuaron- es que se recibe el alegre anuncio de Navidad y «delante del pesebre, reconocemos que no somos capaces de conducir nuestra historia, pero, con gozo, experimentamos que el Señor no nos deja solos. Él mismo ha venido a formar parte de nuestro camino. No estamos solos: Dios se ha hecho uno de nosotros, participa de nuestra vida cotidiana y lo podemos reconocer en cada hermano».
«La venida del Hijo de Dios a nuestra vida no es un logro nuestro, sino un verdadero regalo del cielo: algo que no merecemos y que se nos concede gratuitamente. Un don, sin embargo, que requiere nuestra colaboración, como lo hizo María de Nazaret, Madre de Dios por su total disponibilidad a la Palabra del Señor. Ella, la bienaventurada por haber creído, representa lo mejor de la humanidad, en su total disponibilidad y acogida de la voluntad salvadora de Dios», manifestaron.
Navidad: ocasión de renovado compromiso evangélico
Al finalizar su mensaje, los Obispos de Chile destacaron que la Navidad «nos enseña lo valiosos que somos a los ojos de Dios y, al mismo tiempo, nos estimula a comprometernos para que cada hermano y cada hermana puedan vivir de acuerdo a su dignidad de hijo de Dios. Jesús, don del Padre, nos invita a hacernos don para los demás y ser forjadores de una cultura del don».
De esta forma hicieron un llamado a que «con humildad y renovada esperanza» transmitamos esta convicción de ser hijos de Dios a todos quienes nos rodean, pero especialmente «a los pobres y excluidos, a los que sufren la angustia y la soledad, a los enfermos (…) a los internos e internas de todas las cárceles (…) a quienes aún sufren los estragos sicológicos, espirituales y materiales del terremoto; a todos los trabajadores y trabajadoras del país, y entre ellos a quienes laboran en condiciones más precarias e inseguras, y a quienes han perdido o temen perder sus fuentes laborales».
Y agregaron: «A todos ellos les decimos: Dios recostado en el establo de Belén, es la esperanza que no defrauda».
«Chile una mesa para todos»
«Queridas hermanas, queridos hermanos: al dar gracias por la mesa eucarística y por los dones que compartiremos en Navidad, renovemos nuestro anhelo de hacer de Chile una mesa para todos. Que cada abrazo, cada saludo, cada obsequio, sea el testimonio alegre de una vida renovada por el Señor. Que la esperanza que nos da la Navidad, nos lleve a abrirnos cada vez más a Dios y a los hermanos. A todos los habitantes de nuestra patria, les deseamos con afecto una muy Feliz Navidad», finalizaron.
Gaudium Press / Igor Roco
Deje su Comentario