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Ciudad de México (Jueves, 06-01-2011, Gaudium Press) La Iglesia católica en México, a través de la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, desea promover el uso del «Drug Self Test», un test para que los padres de familia, empresarios y profesores identifiquen si los jóvenes o sus trabajadores consumen drogas, en un propósito fundamentalmente preventivo.
El test, que ha sido eficaz en la prevención de la drogadicción en países como Canadá, Estados Unidos y Puerto Rico, identifica el uso de hasta cinco tipos de droga, tales como mariguana, cocaína, anfetaminas, metanfetaminas y heroína. La prevención se manifiesta en el efecto inhibidor: una persona a la que se le puede hacer el test, puede por ello inhibirse de consumir droga. El test también ayuda en la identificación temprana del uso de droga, con lo que se puede evitar que se caiga en la adicción.
En México, a través de la agencia Cáritas, se han realizado pruebas piloto en el Distrito Federal, Querétaro y Monterrey, en zonas donde hay colegios católicos que reconocen la problemática de las drogas.
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Los efectos preventivos del test, serían particularmente sensibles en los colegios – Foto: Nazareth College |
Pedro Arellano, secretario general de la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano habló sobre la aplicación del test junto a los muchachos: «En un principio lo niegan, después reconocen que algún amigo les dijo que era una medicina y se la tomaron, lo importante es que el test sea persuasivo, sólo así se detectará a tiempo a los adictos que se encuentran ocultos», según recoge el diario Milenio.
El uso del test en las escuelas requeriría evidentemente la autorización de los padres de familia: «Queremos que esto que es algo científico ayude, porque si el papá le pregunta, el joven va a decir que no consume, pero científicamente se comprueba si es cierto o falso. Tendremos que buscar que se aplique con el permiso de los padres y que las comisiones de derechos humanos analicen esa alternativa, impulsando el bien común, como se usa en otras partes del mundo, porque es mejor que la persona esté con un especialista», dijo Arellano.
El test, en la intención de la Iglesia, previniendo las adicciones ayudaría también a combatir la criminalidad: En el año 2009 la Pastoral Penitenciaria realizó un informe que muestra que el 28 por ciento de los internos está recluido por un delito vinculado directa o indirectamente con las adicciones.
Arellano manifestó que se ha conversado con la industria farmacéutica para facilitar la importación del test. Entretanto, se desea una colaboración de este segmento: «lo importante es que se tomara esto como una contribución de esa industria como cámara».
Asimismo, se ha planteado la bondad de la creación de una instancia para que la gente que comete delitos bajo adicción sea enviada a rehabilitación. Actualmente su destino es el reclusorios, donde normalmente ahondan en su problema.
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