Concepción (Martes, 11-01-2010, Gaudium Press) Un jornada cargada de mucha emoción se vivió el pasado domingo 9 de enero en la Arquidiócesis de la Santísima Concepción, sur de Chile, en la solemne eucaristía celebrada en el atrio de la Catedral, donde monseñor Ricardo Ezzati se despidió públicamente de toda la comunidad arquidiocesana.
Muy emocionados estaban también las distintas autoridades civiles, los sacerdotes, los religiosos y religiosas, y los cientos de fieles que asistieron al acto para expresar su cariño y afecto al que fuera su Pastor durante los últimos 4 años y que el próximo sábado asumirá oficialmente como Arzobispo de Santiago.
En su homilía, monseñor Ezzati solicitó encarecidamente a los presentes que oren a Dios por el nuevo ministerio episcopal que asume y por los desafíos que éste le depara. «Quisiera pedirles, humildemente, que me acompañen con su oración, porque la tarea que el Santo Padre me ha confiado no es para nada sencilla», dijo.
Y agregó: «Pidan al Señor para mí la generosidad que sea necesaria, para echar las redes adonde Él me ha querido enviar. Les aseguro que en la Eucaristía diaria, cuando rece por el pueblo que Dios me ha confiado, la ciudad de Concepción y la Arquidiócesis de Concepción estarán presentes en la oración»
Agradecimientos
En su mensaje el prelado agradeció en primer lugar a los sacerdotes, destacando su permanente entrega a los demás, especialmente aquellos que realizan silenciosamente su labor pastoral en lugares recónditos. «Hay hermanos sacerdotes que recorren horas y horas, en los cerros, para llegar a las comunidades para entregar la Palabra de Dios», recordó y los animó a ser «pastores santos, dedicados íntegramente al servicio del pueblo de Dios», expresó.
Asimismo agradeció a las religiosas que «trabajan incansablemente al lado de los más pequeños y de los más pobres, en centros educativos, en hogares de ancianos, atendiendo a menores desamparados y están muy cerca de los que sufren», y a los diáconos, quienes «desde la identidad de su vida matrimonial y construyendo familia, han ido descubriendo que el Señor los llama a una tarea especial en la Iglesia».
También dirigió palabras de agradecimiento a los laicos y laicas de la arquidiócesis, reconociendo que «la vida de esta Iglesia no podría llevarse adelante sin la participación generosa y entusiasta de tantos y tantas laicos y laicas, quienes han comprendido que ser Iglesia significa caminar en comunión».
«En esta ciudad, junto con ustedes, el Señor me ha enseñado a ser un buen pastor, a cómo echar las redes con confianza aún en los momentos difíciles; y sobre todo me ha enseñado, junto con ustedes, a seguirlo más de cerca, como Jesús le dijo a Pedro, después de la pesca milagrosa: tú, sígueme. Pidan al Señor para que tenga la generosidad de seguirlo (…) Me voy con el corazón lleno de confianza, de alegría y de gratitud por todo lo que el Señor me ha permitido encontrar en esta ciudad», manifestó.
Al finalizar su intervención, monseñor Ezzati se despidió con un fuerte y resonante «¡Gracias!», frente al cual los presentes reaccionaron con un prolongado aplauso y vítores.
Gaudium Press / Igor Roco
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