sábado, 23 de noviembre de 2024
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Entrevista con Mons. Murilo Krieger, nuevo arzobispo de Salvador y primado del Brasil

Puerto Alegre (Viernes, 14-01-2010, Gaudium Press) Con el reciente pedido de renuncia del arzobispo de Salvador, en el estado de Bahía, Brasil, cardenal Mons. Geraldo Majella (por motivo de edad), el Papa Benedicto XVI nombró el pasado día 12 de enero, a Mons. Murilo Sebastião Ramos Krieger nuevo arzobispo de la arquidiócesis bahiana y primado del Brasil (título dado al arzobispo de Salvador por ser ésta la primera diócesis creada en el país), transfiriéndolo desde la Arquidiócesis de Florianópolis, en el estado de Santa Catarina.

En entrevista exclusiva para Gaudium Press, Mons. Murilo habla sobre su alegría y sorpresa con el nombramiento, sus expectativas, planes y proyectos relacionados a este nuevo trabajo ministerial.

Gaudium Press – ¿Cómo fue recibido el nombramiento del Papa para ser primado del Brasil?

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Mons. Murilo Krieger

Mons. Murilo – No estaba en mis planes ir a Bahía o cualquier otra diócesis. Tenía, mentalmente, un programa de trabajos para los próximos ocho años en Florianópolis. Pero estoy en la Iglesia para servirla de la forma que ella precisa, no de la forma que me gustaría. Pero: tenía certeza de que otro hermano obispo, por sus cualidades, sería nombrado para la Arquidiócesis de San Salvador de Bahía. Por eso, fue con mucha sorpresa que recibí el nombramiento para allá. Destaco la palabra «nombramiento»: no es hecha una consulta para la persona implcada. Ahora, ¿cómo decir un «no» a un nombramiento papal? «Quien os oye, me oye», dijo Jesús. Digo mi «sí» al Papa Benedicto XVI y, ahora, iré a mi nueva misión con la misma disposición con que enfrenté otras responsabilidades en la Iglesia.

GP – ¿Siente que hay un desafío por delante al substituir al cardenal Majella?

Mons. Murilo – Seguramente, uno grande, un inmenso desafío. Pero llevo una certeza conmigo: no me cabrá comenzar los trabajos, muy al contrario, estaré al frente de una Arquidiócesis que tiene una larga y bella historia, rica de tradiciones y experiencias religiosas. Así, voy a apoyarme en mi antecesor, en los demás obispos auxiliares, los sacerdotes, los religiosos y religiosas, y en los liderazgos laicos.

GP – ¿Cuáles serán sus prioridades episcopales en la arquidiócesis de Salvador?

Mons. Murilo – Recuerdo lo que el nostálgico Papa Juan Pablo II escribió, al inicio del tercer milenio: la gran prioridad de la Iglesia para este milenio es la búsqueda de la santidad. Todo lo que la Iglesia haga o planee deberá ser en vista de este objetivo. La santidad es nuestra meta. El recuerdo constante de este objetivo será envuelto, por mí, por la certeza que nace de aquel que es mi lema episcopal: «Dios es amor» (1 Jn 4,16). Estoy convencido de que, si nos tornamos conscientes de esta verdad, todo cambiará en nuestra vida.

GP – ¿Qué aprendió y qué realizaciones apuntaría como principales al frente de la Arquidiócesis de Florianópolis?

Mons. Murilo – Llevo de la Arquidiócesis de Florianópolis la experiencia de una Iglesia que tiene inmensos valores: un clero bien formado, una rica presencia de religiosos y religiosas; talvez la mejor experiencia, en Brasil, de Diaconado Permanente; un inmenso grupo de líderes cristianos etc. Debo eso a mis antecesores, que dejaron aquí las marcas de su amor a la Iglesia.

¿Qué hice? Incentivé la presencia de la Iglesia en los medios de comunicación, pues creo que precisamos llevar el Evangelio también y particularmente a aquellos que no nos buscan; procuré organizar la Curia; me esforcé para dar unidad a los Estatutos, Regimientos y normas diocesanas.

GP – ¿Qué buenos recuerdos llevará de la Arquidiócesis de Florianópolis, del pueblo de la región y del trabajo episcopal?

Mons. Murilo – Es bueno recordar que ésta es mi Arquidiócesis: aquí nací, aquí viví mi infancia y aquí todo me es familiar. En síntesis: soy hijo de esta Arquidiócesis. Mucho de lo que sé y mucho de mi amor a la Iglesia, fue aquí que se desarrolló. Llevaré conmigo, a Bahía, esta riqueza inmensa.

GP – Para enfrentar los desafíos de nuestra fe es preciso saber vivir con temor y temblor. ¿Cuáles son sus temores y temblores delante de esta nueva misión?

Mons. Murilo – Mis temores: asumir una Arquidiócesis que tiene una historia de 460 años y una población de casi tres millones trecientos mil habitantes. Mi temblor: la consciencia de mis limitaciones… Un motivo más para confiar en la gracia de Dios que nunca falla.

GP – ¿Cuándo y cómo será la posesión en la Arquidiócesis de Salvador?

Mons. Murilo – Mi posesión en la Arquidiócesis de San Salvador de Bahía será el día 25 de marzo próximo. Una comisión está siendo formada por el Cardenal Mons. Geraldo, para cuidar de los detalles de la celebración.

Gaudium Press / Fernanda Baldini y Pedro Ozores

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