Lima (Lunes, 17-01-2011, Gaudium Press) «Su alegría, su firmeza, su liderazgo, transmitía una fuerza que convertía a la gente. Por eso decimos santo, porque no se puede explicar esa conversión de los corazones que lograba sólo con su presencia y su mirada», expresó el Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, primado del Perú, en su último programa radial Diálogo de fe, donde comentó la noticia de la pronta beatificación de Juan Pablo II.
«El Papa, tan maravilloso, era un hombre igual que tú, pero que supo obedecer a lo que Dios le pedía. Creo que estamos en un momento estupendo para que veamos en esa oración, amistad del Papa con Dios, un punto de apoyo para la fortaleza, para no tener miedo cuando el Señor nos pide unirnos a la cruz y para mantenernos alegres», dijo el purpurado.
Recordando la visita que Juan Pablo II hizo al Perú, en 1985 y 1988, el Cardenal limeño revivió los momentos en los cuales el entonces pontífice dejó un mensaje de esperanza, que resaltaba la importancia de tener una creciente solidaridad y un nuevo descubrimiento de las raíces humanas y religiosas, que permitiera darle a todos los peruanos una dignidad renovada, consciente de su destino ante Dios, ante sí mismo y ante la sociedad.
«Recordó también la visita que hizo a Ayacucho en una época convulsionada y atacada por el terrorismo, y destacó la valentía del Papa de levantar la voz y decir ¡Basta ya! cuando vio a un grupo que mataba y llenaba de dolor a un pueblo pobre», expresa la nota de la Oficina de comunicaciones del Arzobispado de Lima, sobre el programa Diálogo de fe del sábado pasado.
«No se trata de violencia ni de insultos ni de agravios, pero sí se trata de una rebeldía interior. Somos seres humanos que tenemos que educarnos, respetarnos y dialogar. Todo con una luz muy fuerte: la verdad, porque la peor violencia es la mentira. El Papa nos dejó esa estela de optimismo», afirmó.
El Cardenal Cipriani habló también sobre ese impulso interior del Papa polaco, que hizo que cuando llegado a Roma como Pontífice sintiera que era necesario viajar para llevar el mensaje de Dios a todo el mundo. Es ahí cuando se da cuenta que la humanidad lo sigue de una manera impresionante con alegría y agradecimiento y se da cuenta que esa es la tarea que Cristo le pide a él como Papa.
«Le pido ahora a Juan Pablo II que ya es beato, que siga peregrinando con su mensaje y con su sonrisa, pues necesitamos que nos convenza de esa alegría y belleza de la voluntad de Dios», expresó el purpurado.
Deje su Comentario