Santiago (Martes, 18-01-2010, Gaudium Press) El domingo 16 de enero, el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, se trasladó hasta la ex Penitenciaría de la capital para celebrar la Santa Misa en compañía de los reclusos y de los gendarmes encargados del penal. La visita se convirtió en la primera celebración y actividad pública de monseñor Ezzati, luego de haber asumido oficialmente la conducción de la arquidiócesis.
«He querido que esta eucaristía fuera un signo concreto de cuanto Dios los quiere, y de cuanto Él quiere tenderles a cada uno de ustedes su mano», dijo al comienzo de la celebración, que se efectuó en el gimnasio del recinto penitenciario.
En el dolor experimentar la presencia salvadora de Dios
En su homilía, monseñor Ezzati reflexionó en torno a la difícil realidad que viven las personas privadas de libertad en el país debido a las insuficiencias del sistema carcelario, especialmente a la falta de instancias efectivas de reinserción social. Luego, invitó a los internos a tener esperanza ante las dificultades y a transformar sus momentos de dolor en una oportunidad para profundizar su fe en Dios y experimentar en su propia vida la presencia salvadora de Cristo.
«Nunca en la vida lo que nos sucede, aunque sean las cosas más desagradables, nunca suceden inútilmente. En el corazón de cada persona hay un resorte de bien, de futuro, de esperanza. Este es un don muy grande Dios para cada uno de nosotros (…) Siempre es posible que Dios reconstruya en nosotros la maravilla que en algunas ocasiones nosotros echamos a perder con nuestro pecado. ¡Experimenten la acción del Señor a través de su Palabra, a través de la participación de la eucaristía, de la comunión a que están llamados construir entre ustedes, en la solidaridad, y en la ayuda mutua!», expresó.
«Para Dios todos somos importantes»
Más adelante el prelado señaló: «Yo les vengo a anunciar en el día de hoy, en esta primera visita pastoral como Arzobispo de nuestra ciudad, esta buena noticia: Jesús, el enviado del Padre, es aquel que viene para tocar nuestra vida, para decirnos que para Dios todos somos importantes, para decirnos que Dios tiene un corazón grande y misericordioso y que todos estamos necesitados del perdón y de la misericordia de Dios».
Y agregó: «Frente al dolor humano, a la situación de cada uno de ustedes, nadie de nosotros está autorizado a tirar la primera piedra, ni ninguna piedra, porque como creyentes, como hombres y mujeres de buena voluntad, estamos llamados a reconocer en cada persona la dignidad con la cual Dios nos ha distinguido. Por eso, vuelvo a decirles que mi primera palabra para todos ustedes, es una palabra de esperanza, una esperanza que tiene en la bondad de Dios, en la misericordia de Dios, el cimiento más sólido».
Buscar soluciones que devuelvan la dignidad a las cárceles
Al finalizar su homilía, monseñor Ezzati recordó de un modo especial a las 81 víctimas del fatal incendio que afectó a la cárcel de San Miguel el pasado 8 de diciembre, y asimismo, oró a Dios para que la sociedad chilena se encamine prontamente en la búsqueda de soluciones reales a los problemas que aquejan a los centros penitenciarios en el país.
«Lo sabemos hay muchos problemas. Junto con los demás obispos hemos hecho presente la necesidad imperiosa de dar a nuestras cárceles esa dignidad que permita que cada persona pueda vivir en dignidad cuando está privado de libertad. Le queremos pedir al Señor que ilumine la mente de nuestros gobernantes para que puedan encontrar las soluciones a estos problemas graves», indicó.
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