La Paz (Martes, 25-01-2011, Gaudium Press) Durante años cientos de bolivianos han celebrado la tradicional «fiesta de la Alasita». La conmemoración, que tiene su epicentro en la ciudad de la Paz, es muestra de un importante sincretismo entre las creencias culturales y religiosas de los ciudadanos.
Así, cada 24 de enero quienes participan de esta importante fiesta adquieren las conocidas representaciones en miniatura de carros, casas, dinero, títulos, enseres y alimentos, entre muchos otros, que expresan el deseo, lo sueños y las esperanzas de que ellas se harán realidad en la vida de quienes las compran en el trascurso del año. De ahí que el significado de la Alasita sea «cómprame».
Foto: Ministerio de Cultura Boliviano |
Con diversas miniaturas en sus manos, los bolivianos acuden a las diferentes parroquias de la región, a las doce del medio día, con el propósito de recibir una especial bendición y ofrendar sus deseos y esperanzas a los pies de la imagen de Nuestra Señora de la Paz, la cual es arreglada con gran delicadeza en el altar mayor, no sólo por ocasión de la fiesta de la Alasita, sino también porque en la misma fecha la Iglesia católica boliviana celebra la Fiesta de Nuestra Señora de la Paz.
«Las expresiones culturales de nuestra región tienen un valor ante Dios, y el Evangelio también toma espacio en este momento tan importante de la vida de las personas. El Evangelio no destruye, no sataniza, transforma y completa la belleza cultural que esta tradición contiene. (…) La Iglesia se suma a la expresión cultural de nuestro pueblo», manifestó el Secretario Ejecutivo del Área de Evangelización de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), Jenaro Mercado.
Por ello, la Iglesia boliviana ha publicado una hoja dominical para las Alasitas 2011. Ésta consta de tres partes: la primera, «La explicación del Reino de Dios. La gente a veces cree que la fe es para la sacristía solamente y se olvida que la fe tiene una dimensión externa y social, comunitaria y participativa. En la segunda un esquema de bendición donde reconocemos a Dios como autor de toda la creación, el mismo que colma los anhelos que tenemos. Y la tercera, dedicada a María, testigo de la paz, porque esta tradición se inscribe bajo la advocación de Santa María de la Paz. Junto a los bienes materiales también pedimos bienes espirituales y los bienes pascuales, uno de ellos es la paz, porque el saludo de Jesús resucitado es la paz.», explicó el Secretario Ejecutivo.
Finalmente, la fiesta se configura como una muestra transcendental de la plena convivencia entre la religión y las manifestaciones culturales presente en el pueblo boliviano, que está marcado por un pasado y un presente multicultural.
Con información del Sistema de Información de la Conferencia Episcopal Boliviana.
Gaudium Press / Nathali J. Rátiva M.
Deje su Comentario