viernes, 22 de noviembre de 2024
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La cara violenta de la secesión de Sudán del Sur

Jartum (Miércoles, 09-02-2011, Gaudium Press) Sudán. El solo nombre de este sufrido país africano despierta en muchos, particularmente los que han conocido su trágico pasado, fantasmas de sangre y muerte. Se calcula que en la «segunda guerra civil sudanesa»-entre 1983 y 2005-, alrededor de 2.000.000 de personas fueron asesinadas en el sur y el doble de este número fueron desplazados de sus lugares de vivienda. Los móviles de la guerra tenían una alta connotación religiosa y étnica, pues el norte es mayoritariamente musulmán y de raza árabe mientras que el sur es mayoritariamente cristiano y de origen afro.

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Sudanesas del sur se congratulan al conocer

los resultados del referéndum

Tras la finalización del conflicto, con el tratado de paz del 2005 -el Acuerdo Amplio de Paz-, se estableció que en este año de 2011 tendría lugar un referendo para definir si Sudán del sur se constituiría como un país independiente. El referéndum, realizado el 8 de enero pasado, tuvo un resultado aplastante: más del 98% de los sudaneses originarios del sur optaron por separarse de Sudán del norte.

La noticia, que llenó de alegría a los muchos sudaneses que habían sufrido por su fe, tiene entretanto preocupados a los cristianos y a los no musulmanes que viven en la zona norte. Un reporte de la agencia Ayuda a la Iglesia Necesitada afirma que los cristianos en esta región están sufriendo serias amenazas.

Esto es potenciado por declaraciones del actual presidente de Sudán, según afirma el obispo auxiliar de Jartum, Mons. Daniel Adwok: «La declaración del presidente (al Bashir) de hace varias semanas tras la secesión (del sur), afirmaba que tenía un plan progresivo por el cual el norte se convertiría en una nación islámica en su religión y árabe en su cultura».

«Hasta ahora, el gobierno del norte ha sido indulgente en la aplicación de esta política por temor a la secesión del sur, pero ahora nada podrá pararlos», afirmó el prelado.

Inicia un nuevo éxodo

«La gente que suele trabajar en la agricultura han informado de maltratos por parte de los propietarios agrícolas. Está gente no está bien remunerada y las veces en las que se quejan son amenazadas con armas de fuego», continuó Mons. Adwok. Según el prelado ya son muchos los cristianos que se han desplazado hacia el sur: la asistencia en su zona pastoral descendió de 1.000 a 100 personas.

«Ahora en algunos lugares la gente (cristianos y no cristianos) se les interroga por la razón de vivir todavía en el norte», expresó el obispo.

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